The Arena

La sesión cinematográfica del blog da comienzo con la película que el viernes inauguró el fin de semana, que no fue otra que The Arena, una cinta de 1974 que cuenta con Pam Grier de protagonista –todo un icono de las películas de sexploitation, que se lo pregunten a Tarantino- aunque en los créditos iniciales aparece por detrás de la rubia Margaret Markov. La acción de esta amena y palomitera película transcurre hace dos mil años en la antigua Roma, cuando dos jóvenes de diversos lugares del imperio –la una es la britana Bodicia y la otra es la nubia Mamawi- van a dar con sus huesos en una reata de esclavas de Roma en donde tendrán tiempo para enamorarse, ser violadas por algún desalmado y luchar entre ellas. Sí amiguitos, porque en unos momentos de crisis política y social en los que las masas ya no pueden ser distraídas en el circo con las repetitivas peleas de gladiadores, los dirigentes se ven en la obligación de ofrecer a sus ciudadanos un nuevo espectáculo y no se les ocurre otra cosa que hacer que quienes se enfrenten sean las bellas esclavas que han secuestrado a lo ancho del Imperio.

Al principio se concibe como un espectáculo bufo consistente en introducir el elemento femenino en la arena, para deleite del público masculino y divertimento del femenino, que ve a las pobres chicas como torpes y desgarbados patos en comparación con los fornidos gladiadores. Sin embargo, cuando el público demanda la misma sangre en esas luchas que la que veía en las de hombres, las cosas se complican y las mujeres acaban liderando una pequeña revolución contra sus amos con el objetivo de escapar de tan oscuro destino. Piltrafillas, The Arena es una original película –de hecho se trata del sexploitation de siempre en su variante women in prison aunque cambiando la cárcel, el campo de prisioneras o el penal en la jungla por las mazmorras de un circo de gladiadores- al servicio de los pectorales de Pam Grier –el modelito de gladiadora es de los que debería constar en los anales de la sastrería cinematográfica-, que consta de algun desnudo frontal y diversas escenas de acción. En mi opinión nos encontramos ante una obra de calidad más que aceptable –rodada en Italia y producida por Roger Corman, ahí es nada- que hará pasar un rato entretenido a los amantes del género. Eso sí, no le busquéis demasiados valores a nivel de interpretación o guión.