sábado, 13 de febrero de 2010

The sinful dwarf








Doy comienzo a la sesión de esta semana del multicine piltrafilla con una joyita de sexploitation danesa. El inicio no puede ser más friki; vemos a una adolescente con trenzas jugando a la charranca –también llamado rayuela- en una acera desierta que es seducida por el perrito de juguete de un enano con cara de sátiro –genial Torben Ville en su interpretacion de Olaf- que la lleva a su casa, todo eso con un banda sonora de música de arpa. Y una de dos, o la joven sufre de algún tipo de deficiencia mental –sólo así se explica que alguien de su mal disimulada edad juegue aún a la charranca en lugar de estar buscando chicos con los que besarse y se va con un tipo que lleva un bastón, abraza un osito de peluche y le muestra un chucho de juguete que ladra- o hay que fusilar de inmediato al director de casting y al guionista. Otra explicación, claro está, es que en Dinamarca y a principios de los 70 –fecha en la que se estrenó la cinta- la población fuese así de lerda e inconsciente. Total amiguitos, que tras llevar a la chica a su casa, el enano cojo la conducirá hasta una habitación oscura y polvorienta y cuando la chica esté distraída acariciando al perro a pilas le pegará en la cabeza con el bastón. Lo cierto -aunque queda mal el decirlo– es que la pobre se lo tenía merecido por mema. Entonces aparecen unos títulos de crédito muy originales -de verdad- y da comienzo una obra de culto dentro de la sexploitation más bizarra, Dvaergen, el enano, conocida en su título internacional como The sinful dwarf, una película amena y distraída en la que se cuenta como el mencionado Olaf y su madre, Lila, regentan una pensión como negocio paralelo a su ocupació real que no es otra que la trata de blancas, jóvenes –ilusas, como hemos visto- a las que secuestran, convierten en adictas a la heroína para evitar que huyan y venden en el mercado del sexo.




Un día llega a la casa una pareja de novios y Olaf cae enamorado de la chica a la vez que a su madre –una hijadeputa de mucho cuidado- se le ocurre que sería bueno para el negocio utilizar a la joven. Sordidez, depravación, una actuación tan realista que de encontrarme con Torben Bille cambiaría de acera y escenas memorables –hilarante la de Olaf jugando a que su monito de platillos a cuerda está fornicando con un muñeco payaso o la que mezcla la violación de una de las pobres drogadas del ático con la representación del Chu-chu-bamba que la madre de Olaf hace disfrazada de Carmen Miranda con su hijo acompañándola al piano- en una película que no debéis olvidar que pertenece a lo mejorcito del cine bizarro que, por fin, después de largo tiempo buscando, he podido conseguir y de la que existen dos versiones -algo que era común en el cine nórdico de los 70-, una que muestra únicamente cuerpos desnudos y la otra –la que he visto yo- que cuenta con algunas imágenes –un par en realidad- de primeros planos de sexo explícito. En definitiva, una más que interesante cinta del todo recomendable para frikis, people like us!

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