Y la película que acabo de ver ha sido Marebito, una cinta que nos cuenta la obsesión de un cámara de televisión freelance –con inclinaciones de voyeur- que fue testigo del suicidio de un hombre en el metro de Tokyo. Intrigado e impresionado por el suceso, está convencido de que la víctima había visto algo tan horrible que la muerte era la única opción válida para él y decide que quiere ver lo mismo que aquel desconocido. En su búsqueda enfermiza entablará contacto con el mito de los Deros –una especie de pueblo legendario que mora el subsuelo, cuyo objetivo es atormentar a los seres humanos- y conocerá a una joven semisalvaje que se alimenta de sangre humana a la que llevará a su casa y con la que tendrá una relación equívoca e irracional. Amiguitos, el tipo –que afirma que sería capaz de actuar como un psicópata sólo por grabar en una cinta la mirada de terror de su víctima es de esos a los que hay que dar de comer aparte, un individuo de los que hacen buena la máxima aquella que dice que “hay más fuera que dentro”.
La película es totalmente asiática en varios aspectos, a saber, por cierta tendencia al desarrollo pausado –vamos, que es lentita piltrafillas- y por friki. Y si el argumento –ah, pero... ¿hay?- es rebuscado, los diálogos son –por decirlo de manera suave- raritos. Pero es cuando el protagonista, ese cámara con menos vida social que un caracol, llega al inframundo o al centro de la Tierra –veinte minutos de película y ya no me aclaro- por los pasillos del Metro es cuando nos damos cuenta de que Marebito no tiene ni pies ni cabeza y es mejor abandonar las neuronas a un lado para disfrutarla en su complejidad. Así es piltrafillas, no debéis intentar comprender lo que estáis viendo. La idea es mirarla enterita –si os atrevéis- en estado semicatatónico y una vez hayan aparecido los títulos de crédito recuperar la cordura para analizar superficialmente –tampoco es cuestión de profundizar en elucubraciones metafísicas- lo que hemos visto. Lo cierto es que ahora mismo, tras aparecer en la pantalla los títulos de crédito, no sé si recomendaros su visión o no.
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