Si ayer os comenté una película de Jesús Franco que no protagonizaba Lina Romay –su musa y compañera-, hoy os voy a hablar de Rolls Royce Baby, una cinta no dirigida por el Tío Jess en la que el cuerpo serrano de Lina se erige en protagonista absoluto de la historia. Y si las obras del realizador madrileño son apologías del erotismo casposo, aquí nos encontramos con una película típicamente softporn de mediados de los 70, es decir, muchos planos cortos de sexo femenino –y primeros planos de la cara de la protagonista en sus diversos y numerosos momentos de éxtasis sexual- pero ausencia de penetraciones explícitas.
Lo que nos cuenta la película no tiene desperdicio piltrafillas. Una actriz y modelo erótica sale cada día a la carretera montada en su Rolls Royce para recoger autoestopistas –hombres y mujeres- a los que llevarse al catre. Un flashback nos da la clave de este comportamiento. Al parecer, cuando era jovencita, la mujer fue recogida por unos camioneros cuando hacía autoestop que hicieron de todo con ella y –a modo de agradecimiento- la dejaron tirada en medio de la carretera. Al parecer, lejos de suponer un trauma, la experiencia le gustó a nuestra amiga. En fin, un vehículo para el lucimiento de las carnes muy bien puestas de esta barcelonesa llamada Rosa María Almirall que el pasado fin de semana empujaba la silla de ruedas del amor de su vida –nuestro Tío Jess- cuando la academia le entregó a éste su Goya honorífico por una trayectoria en la que –sin duda- Lina Romay tiene un porcentaje muy alto de participación. El de hoy –obviando la calidad cinematográfica de la cinta que os presento- es mi homenaje a esta mujer.
1 comentario:
¡Jopeta con el argumento!
Bueno, una manera de entender traumas y sexo usando la fantasía...
¡que buena estaba la señora!
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