Ya está, 2008 se acaba. Crisis, caída de la economía, recesión, desaceleración, hundimiento de bancos, suspensiones de pagos, expedientes de regulación de empleo, bancarrota de grupos inversores, reventón de la burbuja inmobiliaria, aumento del paro, colapso de la Seguridad Social y de las prestaciones por desempleo, deflacción, congelación de salarios... palabras que nos suenan cada vez más y que –en palabras de los que entienden de esto- auguran un 2009 muy pero que muy duro.
Por lo que parece, el gran capitalismo se ha estado forrando a costa de vender humo a diestro y siniestro. Finalmente el humo se ha disipado y se ha visto que todos sin excepción habíamos adquirido de una manera u otra nuestra porción correspondiente. Lo malo es que era tan lucrativo el negocio –el dinero iba de mano en mano sin saber bien que era lo que en realidad se compraba o vendía- que aún ahora existe en la Banca mundial miedo a abrir según que cajones ya que nadie sabe a ciencia cierta cuantos fondos se han evaporado con ese humo.
Mientras, empresarios sin escrúpulos se dedicarán a explotarnos amenazándonos con echarnos a la calle a la mínima de cambio a sabiendas de que no les faltará mano de obra barata y dispuesta. Y es que la tan cacareada crisis siempre nos afecta a los mismos. Por todo ello, parece más vacío que nunca felicitar la entrada de este nuevo año que va a dar comienzo ¿no creéis?
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