domingo, 6 de febrero de 2011

Girl Boss Guerilla






Ahora quiero hablaros de un clásico del pinku eiga en la vertiente conocida como pinky violence que la productora Toei popularizó con títulos como el que hoy os presento. Me estoy refiriendo a Girl Boss Guerilla, tercera cinta de la saga en la que el erotismo gratuito y la violencia se unían en pantalla para solaz esparcimiento de los amantes del género. En esta película en la que mujeres tan sexies como duras se pelean con otras mujeres o con aguerridos muchachos proporcionando tanto escenas de violencia como de sexo soft se nos cuenta la historia de la banda de moteras de Shinjuku los Cascos rojos comandada por Sachiko –la habitual Miki Sugimoto- cuando llegan a Kyoto y deben enfrentarse a las iras de la yakuza local a la vez que conocen a Nami, la antigua jefa de la bada femenina local –la no menos habitual Reiko Ike- a quien solicitan su ayuda cuando el hermano de esta les declara la guerra.




Y no hay más que decir de un argumento en el que –con el trasfondo de la lucha entre las chicas de Kyoto y las advenedizas de Tokyo, dos ciudades que vienen a ser como Madrid y Barcelona en nuestro país, y con algunas gotas de amor que se da entre Sachiko y un joven boxeador- debéis disfrutar mientras apuráis una copa de ron añejo o algo parecido para soportar el extraño humor japonés con el que está salpicada esta producción de puñetazos, violencia misógina, gonorrea –sí, habéis leído bien- y tetas tatuadas que convierte al peor cine casposo de los 60 de nuestro país en inteligentes muestras de humor británico. Amiguitos, se trata de una cinta distraída aunque irregular, típico producto del cine sexploitation nipón de los 70, todo un clásico que no os debéis perder todos aquellos que adoráis lo más bizarro que hoy en día nos ofrece el país de Mazínger y Akira y que tiene sus raíces en Girl Boss Guerilla y otras por el estilo.

1 comentario:

Lai dijo...

Era de prever a Miki Sugimoto en motera...
Si, tiene toda la piunta de ser una "japonesada" pero diver por distinta.