Hoy os quiero comentar la producción italiana Lady Frankenstein aka La figlia di Frankenstein, una película peculiar por su desarrollo, guión y resultado. Dirigida por el neoyorquino Mel Welles –aquí como Montgomery Welles–, nació como un encargo financiado por un tal Henry Cushing, miembro de la poderosa familia Vanderbilt que al parecer estaba enamorado de Rosalba Neri, a quien impuso como protagonista. El resto del elenco lo formaban, en sus principales papeles, un Joseph Cotten en horas bajas, Paul Müller y Mickey Hargitay. Sin embargo, el proyecto no tardó en encontrar obstáculos. Por un lado, el total desinterés de Neri en Cushing, el típico joven adinerado que no había dado un palo al agua en la vida, por otra parte problemas financieros que casi dan al traste con la película si no llega a ser por la productora de Roger Corman, que puso el dinero necesario para que se finalizase el rodaje. Y por último, los derechos sobre el guión. Al inscribirse como italiana, en el registro tuvo que constar Aureliano Luppi como codirector. Según algunas versiones, el guión era de Umberto Borsato, Egidio Gelso y el propio Luppi pero los derechos sobre el mismo ya estaban comprados, por lo que –según otras fuentes– Welles y el guionista Edward di Lorenzo tuvieron que rehacerlo. Por cierto, que la Neri no quedó demasiado contenta con el trabajo de Welles y responsabilizó de los logros visuales y estéticos de la película al director de fotografía, Riccardo Pallottini. Sea como sea, finalmente se estrenó –primero en Italia y un año después en los Estados Unidos– esta Lady Frankenstein que introduce algunas dosis de empoderamiento feminista en una trama basada en la conocida historia de Mary Shelley.
Y es que en Lady Frankenstein, pese a un inicio típico, el liderazgo de la trama –con engaño sexual incluido– lo lleva una mujer, lo que no es habitual en este tipo de cintas. Así pues, se nos cuenta que a mediados del siglo XIX y con la ayuda del Dr. Marshall, el Barón Frankenstein –una eminencia en el campo de la investigación de los trasplantes con animales– da vida a una criatura utilizando el cuerpo de un hombre normal y el cerebro y corazón de un asesino. Por otra parte, tras su paso por la universidad y convertida ya en una cirujana, Tania –la hija del Barón– regresa al hogar de su padre determinada a ayudarle en su trabajo. Lo que no espera es que el monstruo creado por su padre lo asesine antes de escapar y cometer varios asesinatos entre la población. Lejos de amilanarse y mientras el Capitán Harris investiga las muertes y desapariciones que tienen lugar, la joven prosigue con los trabajos del Barón. Para ello no duda en servirse del Dr. Marshall, enamorado de Tania desde que esta era una adolescente, al convencerle –con la promesa de que así ella también le querrá– para que le permita trasplantar su corazón y su cerebro al cuerpo del Thomas, un sirviente apuesto y fuerte pero con un retraso mental. En fin, lo dicho, una recomendable cinta de terror gótico con un enfoque poco habitual y que –debilidades de uno– sólo por la presencia de la Neri ya debe verse.
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