sábado, 7 de agosto de 2021

The Suicide Squad (2021)


Piltrafillas, vaya por delante que la Suicide Squad de David Ayers no tuvo críticas demasiado buenas y en cambio a mi me pareció entretenida (vedlo aquí). Será que mi nivel de exigencia es alarmantemente bajo a la hora de no tomarme demasiado en serio películas de tipos disfrazados y con nombres ridículos. Sea como sea, aquella no es comparable a esta. Tampoco es algo que tenga mucho mérito porque viniendo del artífice del éxito de las entregas de Guardianes de la Galaxia, era de esperar que un nivel superior de locura, exceso, humor y diversión estuviese asegurado. Así que, dirigida y escrita por James Gunn –que afirma con acierto que ni estamos ante una secuela ni un reboot, sino ante un producto con entidad propia– esta, digamos, versión paralela de Suicide Squad a la que el realizador ha añadido el artículo THE al principio como para expresar que es lo mismo pero sin serlo, era firme candidata a ser vista por este que os escribe. En el extenso reparto podemos encontrar a Idris Elba, John Cena, Daniela Melchior, Juan Diego Botto o David Dastmalchian junto a Margot Robbie, Joel Kinnaman y Viola Davis, que repiten tras su paso por la versión de Ayers. En cuanto al argumento, es lo de menos ya que, a grandes rasgos, es el mismo que el de su película hermana. Amanda Waller de ARGUS propone a un grupo de convictos en una prisión de alta seguridad que participen en una misión encubierta para el gobierno a cambio de reducir sus condenas. A partir de ahí, el despiporre. 


Y es que –además de muchas otras cosas– si algo tiene de bueno The Suicide Squad es que no se toma en serio a si misma. Es decir, que no hablamos de Batman, ni de Superman, ni de Wonder Woman ni de villanos como Lex Luthor o Joker. Aquí tenemos a gentuza de segunda división, un puñado de frikis como el hombre que lanza lunares de colores, el tarado Pacificador, una chica que se comunica con las ratas o un tiburón que habla –con la voz de Sylvester Stallone– luchando contra una gigantesca estrella de mar de colorines que protagoniza una última parte de la película que es un kaiju bizarro y pasado de vueltas. Y es como si Gunn nos dijese “Hey, esto es una gran mamarrachada. Hagámosla a lo grande y disfrutemos de ello”. Así, totalmente libre del corsé de Walt Disney Studios al haber conseguido para esta película la clasificación de mayores de 18 años, el realizador –que inició su carrera en Troma bajo el ala de Lloyd Kaufman, ved aquí su debut– da rienda suelta a todo su humor negro y nos regala esta gamberrada violenta y gore. Pues eso, que lo único que importa ante una propuesta de este tipo es... ¿me lo he pasado bien? Y ya os digo que me lo he pasado teta, amigos.

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