Finalizada la estancia en Helsinki, nos trasladamos en ferry hasta Tallin, la capital de Estonia para disfrutar de la segunda parte de nuestro viaje de vacaciones. El principal interés de la ciudad radica en Vanallinn, la ciudad vieja, que es Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Para muestra, las imágenes de sus murallas y callejuelas adoquinadas que acompaño. Pese a tomar algunas fotos del Ayuntamiento –en la última de la serie de hoy se observa su torre–, no veréis ninguna instantánea de la plaza. Esto es porque al coincidir con las fiestas del lugar, estaba ocupada por un enorme escenario, una torreta de control de luz y sonido y –debido a las restricciones COVID19– estaba rodeada por unas vallas. Vamos, que estéticamente era horrible.
A destacar, entre preciosas fachadas y otras menos espectaculares pero de gran colorido y mucho encanto, la puerta verde y roja de la sede de la Hermandad de los Cabezas Negras –una asociación comercial alemana de la época medieval– y ese edificio con el busto de un caballero observando a través de unos impertinentes. Si no estoy equivocado, en su día el rico dueño del edificio quiso poner en evidencia de esta manera tan humorística a su vecino, quien espiaba desde su hogar a la esposa del primero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario