Nuestra siguiente parada fue Oban, preciosa localidad costera del fiordo de Lorn frente a la isla de Kerrera. Se trata de la puerta marítima a las Hébridas Interiores, verdadero objetivo de nuestro viaje tal y como os expliqué en mi primera entrada. Poco os contaré de esta población –si os interesa, ya sabéis donde buscar– cuyo interés radica en sus vistas, su MacCraig’s Tower –un monumento inacabado que corona la ciudad– y su pescado fresco, siendo uno de los mejores sitios en los que comer fish & chips, en particular en el restaurante Oban fish & chips shop de George Street.
Sobre este punto en particular, en las guías os recomendarán hartaros de marisco en Ee’usk. La calidad del lugar está fuera de discusión, pero –atención– la langosta está a partir de las 23 libras, las ostras frescas a 1.95 libras la unidad y la ración de mejillones al ajo y vino blanco a 8 libras. Pues bien, yo os recomiendo que –si os da igual comer igual de bien aunque con menos lujos– vayáis a un chiringuito en el muelle, junto a la terminal del ferry de la Caledonian MacBrayne, donde podréis comer sin intermediarios y cocinada ante vosotros una generosa ración de mejillones por 3.95 libras, ostras frescas a 0.95 libras la unidad o media langosta con salsa de mantequilla y unas tostadas por 9.50 libras, entre otras exquisiteces igual de frescas y asequibles. No lo dudéis y, si vais a Oban, recordad esto.
2 comentarios:
Ni una gaita. ¡Desde luego!
¿Einnng?
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