Amiguitos, en la madrugada del 15 de Abril de hace hoy cien años, el R.M.S. Titanic se hundió al sur de Terranova tras chocar con un iceberg tan sólo cuatro días después de iniciar su viaje inaugural en el puerto de Southampton. Además de suponer la muerte de más de 1.500 personas, aquel accidente provocó que algunos años después, a finales de los 90, al realizador canadiense James Cameron se le ocurriese llevar a las pantallas a una de las películas más empalagosas –mucha culpa de ello la tuvo la canción My heart will go on cantada por Celine Dion, radiada hasta la obscenidad- de la historia del cine.
Sí piltrafillas, así es, estoy tan harto de Titanic, su meliflua e inverosímil historia de amor y su cancioncilla de marras, que -pese a ser la segunda película más taquillera de la historia del cine a nivel mundial- no la soporto. Por suerte, de sus más de tres horas de metraje, podemos salvar del naufragio –chiste malo, lo sé- la escena en la que DiCaprio dibuja un retrato a una bellísima Kate Winslet, a la que me remito hoy para recordar la efeméride de la que se harán eco periódicos y noticiarios de televisión, como si eso de cumplir cien años le otorgue a los hechos históricos mayor relevancia de la que tienen, como en el caso de lo que, en el fondo –otro chiste malo-, no es más que un accidente naval.
1 comentario:
realmente cuando hablan del Titanic lo único que me viene a la mente es el mar, el océano... mareante si.
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