Belcebú

Hola amiguitos, ¿cómo ha ido el fin de semana?, un domingo más me dispongo a hablaros de las películas que he visto últimamente, algo que nadie me pide –lo sé- pero en lo que aplico la misma máxima que en el resto de entradas del blog: lo hago porque me da la gana. Pero metámonos en harina y dejadme que os presente hoy en primer lugar a Belcebú, una cinta española con el subtítulo Tómame, soy tu puta del infierno, algo que ya nos da una ligera idea sobre el por qué no fue seleccionada nunca para representar a nuestro país en los Oscar de Hollywood. La película comienza con la voz en off de Mani, una heroinómana que nos explica que lo que más le importa en el mundo es su hermana, aunque no nos dice la razón. Luego atraca una farmacia con su novio –a quien acaban matando, empleando para hacérnoslo ver uno de los efectos especiales más zafios y cutres que he visto en mi vida- pero en la huída es detenida por la policía. Dos años después sale de prisión y sigue obsesionada con su hermana. En esas seremos testigos de como le hace caso a su amiga Loli y vuelve a ejercer la prostitución –sí, antes ya lo había sido- mientras su vecino consigue un empleo en una productora de cine porno propiedad de un tal Belcebú, el frontman de una banda de heavy metal que es acusado de provocar suicidios entre sus fans y que acaba haciendo un pacto con Satán para conseguir el éxito.

En fin piltrafillas, putas, porno, drogas, heavy metal, pactos satánicos y cuatro euros de presupuesto han dado como resultado –además de una falta de talento de las de manual- a esta casposa Belcebú, una cinta completada con interpretaciones patéticas, sonido pésimo, efectos visuales de feria y guión para lerdos... en resumen, que cualquier día me armo de una cámara y ruedo una película. Seguro que me sale mucho mejor y –por lo menos- aparecerá una reseña en algún blog friki como este. Aún así, esta bazofia es tan rematadamente mala que incluso ha conseguido distraerme a costa de arrancarme algunas sonrisas.