Mucho más carnal y directa –aquí no hay que pensar mucho amiguitos- es la segunda cinta de Jesús Franco que os presento hoy, una muestra de sexo light desenfrenado de finales de los 90 titulada Carne fresca en la que se nos cuenta la historia de una stripper a la que unos excéntricos ricachones alquilan para que les acompañe a una isla. En un principio parece que su cometido va a ser el de bailar unas coreografías eróticas de lo más bizarro y quizás dejarse sobar un poco por la baronesa y sus acompañantes, pero que tras innumerables escenas lúbricas en las que asistimos a encuentros lésbicos, menages a trois, juegos bajo la mesa e incluso una sesión de latigazos, la joven se dará cuenta horrorizada de que su situación en la isla responde a otro tipo de objetivos por parte de esos millonarios a los que les gusta la carne y la caza.
En mi opinión, a Carne fresca le sobran escenas de softcore y le falta sangre para ser una encomiable obra casposa de esas que en ocasiones el Tío Jess hacía tan bien y que tantos momentos de diversión nos han proporcionado a algunos. Sin embargo –aún sin ser un producto pornográfico- el realizador abusa de los gemidos y las tetas en detrimento de la sangre y el gore, elementos que en diversos pasajes de la cinta hubiesen sido muy indicados a la par que recomendables para otorgar al producto algo de interés. Además, el guión es de lo peorcito que he visto en tiempo y las interpretaciones... bueno, lo cierto es que no pueden ni llamarse de esa manera. En resumen, que Carne fresca me parece una obra menor de un realizador mítico que en esos momentos atravesaba unas horas bajas y que atesora en su haber una obra tan prolífica como llena de altibajos. No os puedo mentir. Recomendada únicamente para fanáticos de Franco con afán completista y erotómanos irredentos.
En mi opinión, a Carne fresca le sobran escenas de softcore y le falta sangre para ser una encomiable obra casposa de esas que en ocasiones el Tío Jess hacía tan bien y que tantos momentos de diversión nos han proporcionado a algunos. Sin embargo –aún sin ser un producto pornográfico- el realizador abusa de los gemidos y las tetas en detrimento de la sangre y el gore, elementos que en diversos pasajes de la cinta hubiesen sido muy indicados a la par que recomendables para otorgar al producto algo de interés. Además, el guión es de lo peorcito que he visto en tiempo y las interpretaciones... bueno, lo cierto es que no pueden ni llamarse de esa manera. En resumen, que Carne fresca me parece una obra menor de un realizador mítico que en esos momentos atravesaba unas horas bajas y que atesora en su haber una obra tan prolífica como llena de altibajos. No os puedo mentir. Recomendada únicamente para fanáticos de Franco con afán completista y erotómanos irredentos.
1 comentario:
Mas que el guión me encantan siertas afotos que has ponioo!
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