Mi siguiente recomendación va a ser para Someone’s knocking at your door, una cinta en cuyo cartel promocional se anuncia que es la más depravada del siglo XXI y de la que os voy a hablar tras tomarme unas cervezas y un par de chupitos de ron, algo que creo que se va a reflejar en el tono de la crónica que me dispongo a escribir. Amiguitos, a estas alturas no nos vamos a creer todo lo que un publicista se inventa para promocionar su producto, pero algo me decía cuando descubrí este título que en este caso debía tomarme en serio el apelativo del cartel de marras. Y ¿sabéis?, no me equivocaba. Comienza la película con imágenes de niños, personas consumiendo droga, psicodelia, pildoras de colores y jeringuillas cayendo del cielo mientras suena una melodía como de caja de música infantil. Lo que parece claro es que Disney no produce la cinta. Pero si con lo visto ya advertimos que la historia no seguirá unos derroteros comerciales y mainstream, cuando finalizan los títulos de crédito y aparece tumbado en su cama Ray, un tipo con cara de colgado inyectándose droga, ya tomamos consciencia plena de que lo que vamos a ver durante los próximos 70 minutos va a ser bastante fuera de lo común. La historia que SKNAYD cuenta tiene su punto de partida en ese instante, cuando el tipo ve interrumpido su viaje alucinógeno por alguien llamando a la puerta. Cuando abre se encuentra con una joven desnuda que se abalanza sobre él, una voluptuosa y sensual hembra que se lo quiere follar. A Ray inicialmente la idea le parece genial, pero al poco de iniciar los preliminares, la chica se convierte en un feo tipo que le arranca la lengua de un mordisco y que le sodomiza con su desproporcionado miembro hasta matarle. Sí amiguitos, 35 cm de largo y 10 cm de diámetro sin lubricar metidos en el colon. Es ahí cuando el espectador piensa ¿realidad o un mal viaje?
Pero es real piltrafillas, tan real como que Ray era compañero y proveedor de drogas de Justin, Meg, Joe, Sebastian y Annie, unos estudiantes de medicina que se drogan en grupo y realizan sus prácticas como residentes en un hospital psiquiátrico en el que –como acostumbra a pasar en todas las universidades- estudiar no es lo prioritario. Y así, una vez presentado el grupo, seremos testigos de la consiguiente investigación policial, fiestas de disfraces rebosantes de drogas, alcohol y sexo, las alucinaciones de Justin, que cree ver a Ray hablándole desde la morgue, apariciones de la misteriosa joven desnuda del principio de la cinta, penes gigantescos, vaginas revientacráneos, en fin una buena cantidad de elementos que no se si si hacen de Someone’s knocking at your door la película más depravada del siglo pero que ciertamente no la hacen indicada en el marco de una reunión familiar para celebrar la castanyada. Aquí no hay lugar para asesinos con careta y jovencitas gritonas de bonitos pechos, no señor, esto es terror gore y sexy del bueno. Y cuando nos enteramos de que los culpables de las extrañas muertes que se van produciendo son Wilma y John Hopper, unos degenerados violadores asesinos que en los años 70 fueron confinados en el mismo hospital en el que estudi... se drogan nuestros amigos y que ahora parecen haber hecho un viaje desde el pasado, bueno piltrafillas, entonces ya es tarde para huír porque o hace rato que habréis dejado de ver esta bizarrada o estaréis totalmente atrapados por su argumento aparentemente sin sentido pero –en mi opinión- inteligente puesta al día de la típica película ñoña slasher para teenagers que enmascara un concepto mucho más profundo. En resumen, recomendada para los muy frikis y para todo aquel que piense que Halloween es una mierda de tradición para nenazas y que hay que reivindicar los boniatos, algo que tiene poco que ver con la cinta pero tenía ganas de expresar. ¡Rock’n Roll!
Pero es real piltrafillas, tan real como que Ray era compañero y proveedor de drogas de Justin, Meg, Joe, Sebastian y Annie, unos estudiantes de medicina que se drogan en grupo y realizan sus prácticas como residentes en un hospital psiquiátrico en el que –como acostumbra a pasar en todas las universidades- estudiar no es lo prioritario. Y así, una vez presentado el grupo, seremos testigos de la consiguiente investigación policial, fiestas de disfraces rebosantes de drogas, alcohol y sexo, las alucinaciones de Justin, que cree ver a Ray hablándole desde la morgue, apariciones de la misteriosa joven desnuda del principio de la cinta, penes gigantescos, vaginas revientacráneos, en fin una buena cantidad de elementos que no se si si hacen de Someone’s knocking at your door la película más depravada del siglo pero que ciertamente no la hacen indicada en el marco de una reunión familiar para celebrar la castanyada. Aquí no hay lugar para asesinos con careta y jovencitas gritonas de bonitos pechos, no señor, esto es terror gore y sexy del bueno. Y cuando nos enteramos de que los culpables de las extrañas muertes que se van produciendo son Wilma y John Hopper, unos degenerados violadores asesinos que en los años 70 fueron confinados en el mismo hospital en el que estudi... se drogan nuestros amigos y que ahora parecen haber hecho un viaje desde el pasado, bueno piltrafillas, entonces ya es tarde para huír porque o hace rato que habréis dejado de ver esta bizarrada o estaréis totalmente atrapados por su argumento aparentemente sin sentido pero –en mi opinión- inteligente puesta al día de la típica película ñoña slasher para teenagers que enmascara un concepto mucho más profundo. En resumen, recomendada para los muy frikis y para todo aquel que piense que Halloween es una mierda de tradición para nenazas y que hay que reivindicar los boniatos, algo que tiene poco que ver con la cinta pero tenía ganas de expresar. ¡Rock’n Roll!
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