viernes, 12 de diciembre de 2008

Ha muerto una leyenda

Piltrafillas, la semana pasada fue hospitalizada en una clínica de Los Angeles a causa de un ataque cardíaco la ex-modelo Bettie Page. Su estado era tan grave que casi de inmediato entró en coma. Ayer, con 85 años de edad, falleció.


Hasta aquí la triste noticia de la desaparición de un MITO de la cultura norteamericana, porque –no lo dudéis- la figura de Bettie traspasó las páginas de revistas, películas y pósters para instalarse en la memoria histórica de toda una sociedad, igual que la Coca-cola, el Reader’s Digest o el Ford-T. Espero que sepáis de quien os hablo, de hecho sería bastante raro que visitaseis este blog con un mínimo de interés sin conocer mínimamente a Bettie Page. Digamos que sería como pertenecer al club de fans de Drácula y no conocer a Bela Lugosi. Sin embargo, para los que incomprensiblemente desconozcáis lo que esta preciosa mujer –abanderada de la revolución sexual, icono del antipuritanismo, leyenda del erotismo- supuso para la sociedad norteamericana de los 40 y los 50 os contaré algo de ella.


Bettie nació en Nashville en la primavera de 1923 en el seno de una familia con problemas económicos. Cuando era aún una niña sus padres se divorciaron y con sólo diez años tuvo que ponerse a trabajar mientras su madre hacia lo propio día y noche. Precisamente esa fue la razón por la que las dos hermanas pequeñas de Bettie acabaron en un orfanato, no había nadie en casa para cuidar de ellas. Años más tarde, siendo Bettie adolescente –y habiendo regresado las pequeñas a casa- las tres hermanas se dedicaban a maquillarse y peinarse como artistas de cine, soñando con alcanzar la fama algún día. Pero lo cierto es que Bettie –que además de maquillaje y peluquería había aprendido a cocinar y coser- no había cumplido la mayoría de edad cuando era ya capaz de confeccionarse sus propios vestidos y bañadores. Estas habilidades y un cuerpo precioso podían haber sido un handicap a la hora de que una joven de Tennessee de principios de los años 40 desarrollase su inteligencia, pero la realidad fue diferente. Su determinación y capacidad hicieron que en sus años en el instituto no sólo consiguiese buenas notas sino que participase en clubs de teatro, la edición del periódico escolar y fuese delegada de estudiantes.


Cuando cumplió 20 años se casó con Billy Neal y se marchó a San Francisco, en donde –mientras esperaba a hacer realidad su sueño de convertirse en actriz- comenzó a trabajar como modelo de abrigos de piel. Durante los años posteriores, el matrimonio Neal viajó hasta Nashville, Miami e incluso Haití. Sin embargo, Bettie fue incapaz de salvar su matrimonio. En 1947, ya divorciada, se estableció en Nueva York en donde –tres años después- se casó con Jerry Tibbs, un agente de la Policía aficionado a la fotografía que la introdujo en el mundo de las revistas para hombres, lo que en aquella época se denominaba girlie magazines. Wink, Eyeful, Titter o Beauty Parade se la rifaban. Sus fotografías emanaban erotismo y candor al tiempo y lo que era más importante, daban a entender que la modelo se sentía feliz con su trabajo. Así era amiguitos, una de las virtudes de Bettie era que sus posados en lencería o desnuda los llevaba a cabo con tal desenfado y falta de pudor que rápidamente su nombre y su persona se hicieron muy populares en la hipócrita y puritana sociedad norteamericana. La puntilla la puso Hugh Heffner, cuando en Enero de 1955 la hizo aparecer en las páginas centrales de Playboy. Pósters, cartas, postales, reportajes, portadas de revistas y de discos y frecuentes trabajos para fotógrafos de la talla de Caldwell, Hannau o Yeager... Bettie se convirtió en un mito.


Sin embargo, en 1957, en la cima del estrellato y con un físico más atractivo si cabe que el de sus inicios, Bettie abandonó la vida pública y desapareció casi por completo alimentando todo tipo de especulaciones. Hoy en día se sabe que viajó por el país y se casó en dos ocasiones, matrimonios que finalizaron en divorcio. Durante los 80 y los 90, el fenómeno Bettie Page resurgió –libros, comics y documentales incluidos- y no paró hasta que la misma modelo envió un comunicado de prensa pidiendo no ser localizada ni fotografiada. Lamentablemente ahora aflorarán a la luz fotografías de sus años de anonimato y veremos el cuerpo achacoso y la cara surcada de arrugas de una mujer que quiso permanecer en la memoria del público en la manera en que éste la adoró. Pero para muchos de nosotros Bettie siempre será la pin-up simpática y sensual de las fotografías, y no la anciana de Nashville que ahora nos ha abandonado. Es lo que ella quería, ¿no?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Le digo lo que a mi inestimable amigo el Tío Saín. Esta señora fue Feliz!!además de guapa, etc...