martes, 23 de diciembre de 2008

Ya es Navidad

Mis queridos piltrafillas, hace poco me preguntaban dónde está el espíritu navideño... y no supe que contestar. Porque no me diréis que se encuentra en estas fechas en las que el consumismo desaforado inunda los hogares de los que, aunque nos quejemos, tenemos la inmensa suerte de poder gastarnos algún dinero en regalos de mayor o menor cuantía. Hay otros hogares en los que –por desgracia- lo que reina es la impotencia y la rabia de ver que no pueden dedicar un triste euro a hacerle un regalo a sus hijos. No digamos ya comprarles una Nintendo, algo que los pequeños –ajenos a las carencias familiares y a la crisis que este 2009 promete ser de campeonato- seguro que demandan. Así pues, nos encontramos con la primera paradoja: Navidad es Gasto y Frustración. ¿No tendría que ser austeridad y optimismo? En fin.



Lo siguiente que nos encontramos en muchos hogares son esas reuniones familiares –casi siempre sentando en la mesa a aquel tío que siempre mete la pata, a aquella cuñada engreída o a la prima maleducada que se pasa la comida escuchando su Mp3- en las que todos fingen pasarlo bien -gracias al vino, el cava y los gintonics evidentemente- y se desean felicidad mientras esperan que pasen con celeridad las horas y se vaya cada uno a su casa. O sea, que Navidad es Hipocresía. ¿No tendría que ser sinceridad?


Y luego está ese aspecto que no por corriente deja de ser menos desgraciado. Ya sea por eso que llaman Ley de vida o a causa de fallecimientos por accidentes o enfermedades sobrevenidas, las reuniones familiares solo sirven –además de para aguantar las salidas de tono del tío del ejemplo anterior- para constatar con pena que ese año falta gente a la mesa. Y digo con pena porque, por alguna extraña broma del destino, los que faltan nunca son ni el mencionado tío, ni la cuñada ni la prima del Mp3. Total, que Navidad es Tristeza. ¿No tendría que ser alegría?
Sí amiguitos, ha llegado la Navidad y con ella todo lo que acarrea, lo bueno y lo malo. Claro que, desde mi punto de vista, de bueno –a no ser que seas Ned Flanders- poco se le puede encontrar. ¿Creéis que soy negativo, cínico... un amargado quizás? Puede ser, pero ¿es que la vida es de color de rosa? ¿es que este final de año vais a tener deseos de felicidad o salud distintos a los del año pasado? ¿es que pensáis que esta vez va a ser diferente y se van a cumplir? No piltrafillas, nada va a cambiar... excepto a peor. Y este año menos que nunca. Crisis, deflación, desaceleración, desempleo... ¿os suena? Y ya puede encender el Ayuntamiento millones de bombillas por la ciudad para que quede bonita, que el día 2 de Enero los buenos deseos se habrán disipado, los familiares habrán vuelto a sus agujeros, los hospitales y tanatorios seguirán llenos de llanto y desesperación y –a los que quedemos en pie- la VISA nos recordará que la euforia se paga... ¡con creces! Por todo ello amiguitos ¡intentad sed felices al margen de todo ello! y que la vida os sea leve.

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