Piltrafillas, esta simpática imagen forma parte de una de las escenas de la película Monella, obra del realizador italiano Tinto Brass. Este hombre –que se inició en el séptimo arte como ayudante de figuras de la talla de Fellini o los hermanos Taviani- acabó dedicándose a rodar películas eróticas de corte muy personal. Hoy –a saber la razón- me he acordado de este tipo y de algunas de sus obras, por lo que –al igual que hice hace unos meses con Walerian Borowczyk- mi intención es revisar de nuevo alguna de sus cintas.
De todas las que recuerdo –Calígula, Salon Kitty, La llave secreta...-, he decidido escoger El hombre que mira. ¿Por qué?, pues la verdad es que de todas las que he visto en el pasado, esta me impactó –además de por su alto contenido erótico o pseudopornográfico- por la manera en que Tinto Brass la rodó, dando la impresión de que retrataba el sexo de una manera cruda, cotidiana y despojado de glamour. Sí amiguitos, los USA tenían a Russ Meyer –el maestro de esa curiosa mezcla de humor, softporn y paletos de la América profunda y lerda-, España a Jesús Franco e Italia a Tinto Brass. Anunciado queda. En breve volveré a hablaros de este hombre.
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