El follón –con perdón de la palabra- que ha liado José Bono, esa especie de submarino ultraconservador parapetado en las filas del PSOE, al querer colgar una placa recordando a Santa Maravillas de Jesús –monja carmelita que dice la Iglesia que fue perseguida durante la Guerra Civil española- en el Congreso de Diputados. El PSOE proponiendo la placa, el PP de acuerdo con ello y el PNV –aunque matizando- apoyando la idea. Ya hay quien dice que todo ello no es más que el último milagro de la Santa. Y para acabarlo de redondear le pillan los micrófonos bromeando con unos diputados del PP, llamando en tono jocoso a sus propios compañeros de partido “hijos de puta”.
En fin amiguitos, que entre agnóstico, ateo y laico, me declaro más seguidor de mi prima –la hermana Casilda y su amiga novicia, ambas encerradas en un convento de clausura de Sigüenza- que de una fanática masoquista que deseaba ser humillada y castigada, autora de frases como “Más nos acerca a Dios una temporadita de cruz que todos nuestros pobres esfuerzos”
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