Finalizo el día con la misma carga de sensualidad con la que lo he comenzado, esta vez de la mano de Nicholas Dahmane, mítico fotógrafo parisino con veinticinco años de carrera a sus espaldas, enamorado del erotismo y la arquitectura, viajante incansable y precursor de los montajes imposibles. Él mismo declara que cuando apareció el software de edición fotográfica, se sintió invitado a “la mesa de libertad en la que pintores y escultores tenían su asiento” y le abandonó la angustia.
sábado, 4 de enero de 2014
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