Día de la Constitución

Así es amiguitos, al llegar el 6 de diciembre, cada año celebramos una vez más –en realidad, más que celebrarlo, lo que hace la mayoría es disfrutar como puede del día festivo- el referéndum en el que los electores españoles aprobaron la actual Constitución Española en 1978, que lleva en vigor desde aquel día hace más de treinta años, con un cambio de siglo de por medio y sin que al poder se le vea la más mínima intención de modificarla para adecuar su articulado a los tiempos actuales. A muchos lerdos se les llena la boca diciendo que la mayoría del pueblo la votó... sin pensar en que muchos de los que hoy gobiernan estaban en contra, la inmensa mayoría de los que podemos votar ahora éramos menores de edad ese año y muchísimos de los que salían de la dictadura dispuestos a votar lo que fuese en aras de la libertad ya están muertos. En este país de dirigentes de mierda en el que las leyes se pueden cambiar a voluntad siguiendo intereses torticeros, parece ser que el pueblo –porque los poderosos tienen otro código de funcionamiento, están sobre el bien y el mal- tiene que regir sus vidas por un texto del siglo pasado, de cuando los Alcántara de Cuéntame, un texto -al parecer- inamovible, que se promulgó cuando más del 70% de la población femenina se dedicaba a trabajar en casa. En fin, piltrafillas, una prueba más de que vivimos una ilusión al creer que el pueblo llano tiene la palabra en algo. 

Este año, sin embargo, la celebración tiene el añadido de que en 2012 se cumplen 200 años de la primera Constitución aprobada por las Cortes de Cádiz y a la que –como todos sabemos, excepto los que no han abierto un libro en su vida- se conoce popularmente como La Pepa. Lo cierto es que, pese a ser una de las más liberales de su tiempo, definía a España como un país confesional católico. Sin embargo, lo que demuestra eso es que se trataba de un documento serio y sincero, mucho más que el actual, que la define como Estado laico aconfesional y todos sabemos que es mentira. Así que hoy prefiero recordar lo que ocurrió hace 200 años y no lo de hace 34. Y como de aquella sesión extraordinaria de 1812 no tengo imagen alguna, como no podía ser de otra manera en un blog que ensalza el arte y el erotismo, ilustro mi entrada con Ariadne in naxos, óleo que el norteamericano John Vanderlyn pintó ese mismo año en Nueva York y que me sirve para poner fin a esta perorata con la que inicio mis entradas del jueves.