Esta preciosidad es el Buick Streamliner que en los años 40 se construyó para su disfrute personal un ingeniero llamado Norman Timbs. El automóvil –con carrocería de aluminio, motor trasero de 8 cilindros y 4000cc- causó sensación en las páginas de los magazines especializados y por todas las convenciones por las que su dueño le llevó hasta principios de los 50, cuando Timbs se lo vendió a un californiano que se dedicó a pavonearse conduciendo esta belleza de cuatro ruedas y líneas sensuales. Pero, como protagonista de una de esas historias que sólo pasan en los States, en 2002 alguien descubrió al Streamliner hecho polvo en un vertedero de chatarra en medio del desierto de Arizona. Subastado por 17.000$ y tras pasar por varios compradores, finalmente se ha sometido a esta máquina a un completo lavado de cara y ya puede admirarse completamente restaurada lo que es sin duda una joya del diseño aplicada al mundo del automóvil.
sábado, 2 de julio de 2011
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2 comentarios:
Si es que hay quién tiene mocos y no sabe quitaserlos...
Mola el trasto!
¿Que si mola?, más que comer con los dedos.
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