sábado, 18 de julio de 2009

La noche del cometa







Y la segunda película del día ha sido La noche del cometa, una mediocre cinta de serie B de 1984 que se ha convertido –no se sabe muy bien porqué, cosas de frikis- en una obra de culto. Quizás sea por ese exagerado tufo a 80’s. Así es piltrafillas, todo en ella nos acerca a aquellos años: los peinados, los atuendos –esas hombreras, por Dios-, las máquinas “de marcianitos” y la música... absolutamente todo –como la escena de las hermanas probándose ropa a ritmo del Girls just wanna have fun de Cyndi Lauper- es puramente eighties. Y digo yo que quizás sea por eso –por interés nostálgico de tipos como yo- que la película protagonizada por Catherine Mary Stewart sea considerada como un hito del cine friki de aquellos años, porque sino no se entiende.




El argumento de La noche del cometa es de los buenos, veréis. Resulta que en plenas Navidades, la Tierra atraviesa la cola de un cometa y el resultado es la desaparición de la vida animal. No queda nadie en las calles, todo el mundo –excepto algunos afectados por la misma plaga que ha acabado con los demás y que ahora se asemejan a una especie de zombies- se ha convertido en polvo. Bueno, todos no, sorprendentemente dos hermanas salvan la vida. La una estaba fornicando en una especie de sótano forrado de acero en el cine en el que trabaja y la otra –después de pelearse con su madre- había pasado la noche en un cobertizo metálico. Total que al día siguiente –se me olvidaba deciros que uno de esos zombies acaba con el tipo que había follado con nuestra protagonista- las dos hermanas se dan cuenta de que están solas en el mundo y se dirigen a una emisora de radio en la que hay un locutor que aún está retransmitiendo. Allí descubren que se trata de una grabación, pero se encuentran con un tal Héctor, que también ha sobrevivido y está sano. Desde la emisora los tres lanzan un mensaje de socorro, pero sólo les escuchan unos científicos que resultaron expuestos a la influencia del cometa y se dedican a rescatar a los supervivientes para quitarles la sangre y fabricarse un antídoto. En fin, que no os cuento más porque destriparía el desenlace de esta interesante –esto se llama sarcasmo- película. Distracción de sábado por la tarde únicamente recomendada a cuarentones nostálgicos. Eso sí, apartad las palomitas y dadle a la cerveza sin tregua. Es uno de esos films que entran mucho mejor en compañía y borrachos.

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