Piltrafillas, el otro día cené en un restaurante italiano, algo que en si mismo no tiene interés alguno. Sin embargo, inexplicablemente fue la primera vez en la vida que pedí para postre algo llamado Panna cotta. Supongo que muchos de vosotros ya conocíais ese plato pero, para aquellos que -como yo hasta hace poco- ignoráis de qué os hablo voy a dedicarle una entrada. Amiguitos, ¡qué cosa más delicada!
Resulta que panna cotta no es otra cosa que nata cocida. Veréis. Coged un cazo y ponedlo al fuego con 1 litro de nata líquida y 200 gramos de azúcar sin dejar de remover hasta que ésta se disuelva. Luego añadid un cuarto de litro de leche y seguid removiendo. Mientras poned a remojo en agua fría 10 gramos de gelatina. Cuando la leche con nata arranque el hervor, retirar del fuego y continuar removiendo unos minutos. Agregad la gelatina y mezclad bien. Hecho esto, echad la crema en un molde o moldes y reservar en la nevera unas seis horas. El resultado es una especie de flan mucho más ligero y delicado al paladar. Yo lo dejaría así amiguitos, pero podéis ampliar esta receta dándole un toque personal añadiendo café o vainilla o algún tipo de licor –sin pasarse- a la crema de nata y leche. Por último, aunque así –o con caramelo líquido como los flanes- está de fábula, lo normal es acompañar este postre por un coulis de fruta. Es muy fácil de hacer el de frutos rojos.
Cogéis 300 gramos de fresones, frambuesas y similares, 70 gramos de azúcar, el zumo de un limón y 50 ml de agua. Ponéis al fuego el agua y el azúcar hasta que se convierta en jarabe y lo dejáis enfriar. Luego lo pasáis por la batidora junto a la fruta y el zumo de limón y lo coláis. Servirlo bien frío por encima de la Panna cotta. Dicen que acompañar este postre con una copita de vino dulce es la mejor manera de poner fin a una buena comida italiana.
Resulta que panna cotta no es otra cosa que nata cocida. Veréis. Coged un cazo y ponedlo al fuego con 1 litro de nata líquida y 200 gramos de azúcar sin dejar de remover hasta que ésta se disuelva. Luego añadid un cuarto de litro de leche y seguid removiendo. Mientras poned a remojo en agua fría 10 gramos de gelatina. Cuando la leche con nata arranque el hervor, retirar del fuego y continuar removiendo unos minutos. Agregad la gelatina y mezclad bien. Hecho esto, echad la crema en un molde o moldes y reservar en la nevera unas seis horas. El resultado es una especie de flan mucho más ligero y delicado al paladar. Yo lo dejaría así amiguitos, pero podéis ampliar esta receta dándole un toque personal añadiendo café o vainilla o algún tipo de licor –sin pasarse- a la crema de nata y leche. Por último, aunque así –o con caramelo líquido como los flanes- está de fábula, lo normal es acompañar este postre por un coulis de fruta. Es muy fácil de hacer el de frutos rojos.
Cogéis 300 gramos de fresones, frambuesas y similares, 70 gramos de azúcar, el zumo de un limón y 50 ml de agua. Ponéis al fuego el agua y el azúcar hasta que se convierta en jarabe y lo dejáis enfriar. Luego lo pasáis por la batidora junto a la fruta y el zumo de limón y lo coláis. Servirlo bien frío por encima de la Panna cotta. Dicen que acompañar este postre con una copita de vino dulce es la mejor manera de poner fin a una buena comida italiana.
2 comentarios:
Pruebe la de chocolate, esta buenisima!! :)
PD: No hace falta que diga quien soy, no? :P
Lo haré.
PD: No, no. :P
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