Cuando yo iba a la Universidad -hace más de veinte años- era común, cuando alguien quería matricularse en una Facultad y el numerus clausus no se lo permitía, solicitar la inscripción en una licenciatura con asignaturas coincidentes para –después de pasar un año estudiando algo que no se deseaba en realidad- matricularse posteriormente en el primer curso de la carrera elegida, con las materias comunes convalidadas. Era lo que se daba en llamar la Vía B.
Es lo que intenté yo al no poder entrar en Medicina y obtener plaza en Psicología (*). Y es lo que ha intentado Hillary R. Clinton al expresar sin tapujos –casi exigiéndolo, según ella, por respeto a los que la han votado- su ilusión por ser nombrada candidata demócrata a la vicepresidencia. Veremos como acaba todo esto, pero no es tan descabellado amiguitos. Visto lo visto en la historia reciente de los Estados Unidos, el acompañar a un candidato a la Casa Blanca de raza negra puede ser la particular Vía B de Hillary para alcanzar la presidencia del país. Tiempo al tiempo.
(*) El que finalmente pasase cinco años de mi vida cursando Ingeniería Informática cuando en realidad lo que siempre había soñado era estudiar Bellas Artes es algo que poco o nada tiene que ver con el tema que me ocupa hoy.
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