No sé si alguno de vosotros ha visto en el pasado la serie Bron (Puente) protagonizada por Saga Norén, una agente de policía de la ciudad sueca de Malmö que investiga una serie de casos conjuntamente con la policía de Copenhague y que continuamente –de ahí el título de la serie– cruza el puente de Øresund que une ambas ciudades. Pues bien, en casa somos fans acérrimos por lo que no podíamos dejar pasar la oportunidad de cruzar el puente –a los sones de la música de la serie, en efecto– y ya que estábamos, visitar Malmö a apenas cuarenta minutos en tren desde la estación central, que es lo mismo que decir a tres cuartos de hora de nuestra habitación.
Así, tras salir del tren ya en Suecia, paseamos por Västra Hamnen, barrio en el que el arquitecto Santiago Calatrava edificó su rascacielos Turning Torso, el edificio más alto de escandinavia. Si os soy sincero, los diseños de Calatrava me encantan, pero algunos pufos en su carrera y la fama de derrochador le preceden. Relacionado con este edificio –precioso en mi opinión– se cuenta que fue un encargo de Johnny Örbäck, director gerente de la cooperativa sueca de viviendas HSB. De filiación socialdemócrata, la idea era tener un rascacielos no corporativo que tuviese viviendas a precio económico y fuese un símbolo de la ciudad y del sistema social sueco. Total, que tras errores en la cimentación y problemas estructurales, el presupuesto se desvió de tal manera que provocó la quiebra de HSB, el ingreso en prisión de Örback acusado de estafa y que el edificio se convirtiese en un rascacielos con apartamentos para millonarios. En fin.
Y después de descansar observando embelesados las encrespadas aguas de Øresund y su icónico puente, regresamos al centro de la ciudad para pasear por Gamla Väster, la ciudad antigua, en donde comimos y descubrí otra de mis particulares tiendas de souvenirs, esta vez Lilla Torg (Larochegatan 5), una tiendecita de cómics y vinilos que no acepta pago con tarjeta pero sí euros. Me compré dos vinilos de segunda mano por una cuarta parte de lo que me habían costado los de Copenhague. Y no me llevé una caja porque no llevaba más efectivo ncima. Una pena. Luego seguimos callejeando y visitamos el enorme Kungsparken antes de regresar a la estación para volver a Dinamarca a punto para la wine hour, una tradición en nuestro hotel que cada día entre las 17 y las 18 horas ofrecía a sus clientes unas copas de vino o unas jarras de cerveza totalmente gratis.
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