domingo, 6 de abril de 2014

Capitán América: El soldado de invierno


Piltrafillas, comienzo mis entradas cinematográficas de este domingo con las impresiones que generó en mi la visión ayer tarde de Capitán América: El soldado de invierno. Mi hija adolescente me había pedido que fuésemos juntos al cine a ver esta cinta y, aunque seguramente no la hubiese escogido como una de las pocas que cada año disfruto en sala comercial –sabéis que prefiero la comodidad de casa, más por pereza que por otra cosa- la verdad es que hay que apovechar esos momentos en los que nuestros hijos tienen deseos en pasar su tiempo con nosotros. Temo que –al igual que hice yo- queda ya poco para ver que mi hija prefiere ir con amigas –he dicho amigas y tengo un rifle cargado, ojito- a disfrutar de sus momentos de ocio. Total, que ayer toco tarde padre/hija con paseo, cine, palomitas y Dürum. En cuanto a la película, dos horas de diversión y entretenimiento palomitero de calidad. La historia transcurre en el presente, con un Capitán América trabajando a las órdenes de SHIELD intentando adaptarse a nuestra época –lleva una libretita en la que se apunta cosas que hacer, entre las que están escuchar a Nirvana o ver Rocky- que se ve envuelto en una trama en la que deberá enfrentarse nuevamente a Hydra con la ayuda de Natasha Romanoff –sexy Johansson- y un veterano del ejército. 


La verdad es que en Capitán América: El soldado de invierno, los malos son malos, los buenos son buenos, los engaños se pillan en seguida, los buenos que son malos se ven venir, los desenlaces se intuyen... y el final está cantado desde el principio. Pero, como ya he dicho en otras ocasiones, no estamos delante de una obra de arte y ensayo –los más jóvenes no sabrán de qué les hablo- de cine polaco sino de un espectáculo palomitero que tiene el objetivo de hacernos pasar un buen rato disfrutando de explosiones, puñetazos, disparos y grandilocuentes efectos especiales, haciéndonos partícipes de un universo paralelo en el que personas con poderes, seres humanos con dominio de la tecnología o habitantes de otros mundos se mezclan sin problema –eso sí, con resultados catastróficos- entre la población normal. Estamos hablando de cómics, no lo olvidemos. Por otra parte –si nos ceñimos a este tipo de cine-, os diré que me ha sorprendido la película. Digamos que esperaba menos de ella incluso. Así que, bueno, quizás era el componente emocional de estar pasando la tarde con mi hija o la presencia de Robert Redford en el reparto –le aporta cierto toque de credibilidad y realismo- pero si crecisteis con MARVEL os encantará esta nueva entrega de su universo. Y no hagáis como algunos que ayer se levataron en los títulos de crédito finales –no eran true fans-, todos sabemos que cuando estos acaban siempre hay una escena extra. Recomendada.

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