Ara és l’hora, catalans... potser

Un año más llega este día especial para los catalanes con independencia de su signo político, ya sea con ánimo reivindicativo o puramente festivo, la Diada, la conmemoración histórica –hasta en eso somos raros- de una derrota. En esta ocasión, además, la festividad coincide con una actividad promovida por la ANC, organización popular no parlamentaria cuyo objetivo es la independencia de Catalunya, una cadena humana que bajo el nombre de Via catalana pretende unir las localidades de Le Perthus y Alcanar. Y habrá quien encuentre ridícula la acción, pero digamos que no lo será más que despeñar cabras desde campanarios, lancear toros o arrojarse tomates. Yo no voy a participar. Y no es que esté o deje de estar de acuerdo con la voluntad política de la propuesta –tampoco me duelen prendas en decir que, al menos de momento, no soy independentista aunque sí un catalán bastante harto-, sino que soy de esos que elige las urnas para manifestarse. La calle la dejo para pasear, tomar fotos o trasladarme. Vago que es uno. 

Además, pese a que el objetivo de la convocatoria es abogar por la independencia de Catalunya, a los que sois de fuera de aquí os aseguro que un enorme porcentaje de los participantes se toman este acto lúdico como una reafirmación catalanista ante el menosprecio que desde el exterior nos llega, al menos desde los estamentos políticos que otra cosa son las gentes del país, variopintas en sus sentimientos hacia los míos. La sensación a pie de calle en mi Comunidad, Región, pequeño País, es que el resto del Estado no nos ama, aunque nos quiere poseer. Y es que –como escuché decir a un tertuliano no hace mucho, por cierto, no independentista- podemos discutir si Catalunya es parte de España o no, pero lo que está claro es que no ES de España. Será un matiz, sí, pero es en los matices en los que radica la diferencia entre iguales. 

Así, a todos los que temen por la unidad de España ante manifestaciones como las de hoy, les diría que el peligro no está en la animadversión catalana –que históricamente, pragmáticos que somos, no existía más que en un pequeño porcentaje de ciudadanos- sino en las soflamas encendidas que brotan de las bocazas o plumillas de salvapatrias babosos. Cuanto más se pronuncian las huestes de Intereconomía, La Razón, La Gaceta, el ABC o 13TV y similares, más se frotan las manos en ERC. No lo dudéis, han hecho más por el independentismo Curri Valenzuela o Paco Marhuenda que Oriol Junqueras. Por el contrario, a los que ningunean manifestaciones de este tipo también les prevengo, las olas pueden pararse, los tsunamis no. 

Así pues, veamos como algo simpático lo que va a acontecer hoy –evidentemente, escribo esto sin saber si será un éxito a nivel participativo o no, aunque apuesto a que sí si el tiempo lo permite- pero tengamos en cuenta que, aunque quizás no tenga importancia alguna en lo vinculante a efectos prácticos e inmediatos, merece el respeto de los que no comparten sus objetivos. Hacer oídos sordos alejará cada vez más la solución al problema. 

Bona Diada a tothom!