domingo, 7 de abril de 2013

Dead hooker in a trunk


Piltrafillas, cuando el otro día os recomendaba American Mary, ya os comenté que tenía pendiente ver la opera prima de las hermanas Jen y Sylvia Soska, esta Dead hooker in a trunk. Por fin la he visto y... bueno, la verdad es que no sé si me ha gustado o no. El argumento de esta especie de homenaje underground al cine pasado de vueltas de Tarantino o Ritchie ubicado en la fría Vancouver nos cuenta como después de una noche de alcohol, sexo y drogas en un club nocturno, la rebelde Badass y la junkie Rikki despiertan en su apartamento, la una en la cama junto a un desconocido y la otra en la bañera. Más tarde, las dos y Geek -la hermana gemela de la primera, una empollona con un pasado de maltrato infantil- suben a su Pontiac Firebird y se van a buscar a un amigo beato de la última al que apodan Goody Two Shoes. Los problemas aparecen cuando notan un olor extraño en el coche y descubren que en el maletero hay un alijo de drogas y el cadáver de una prostituta. A partir de ahí, las tensiones en el grupo, la voluntad de Geek de llamar a la policía, la negativa de Badass –quien no está segura ni de si la responsable de aquello puede ser ella misma-, la angustia de Rikki y su necesidad de drogas y la pusilanimidad de Goody TS, se convierten en el leitmotiv de la cinta mientras les persigue la policía y un asesino en serie que –a causa de un trauma infantil desde que el rabino que le hizo la circuncisión le dejó tullido- persigue a prostitutas. 


Amiguitos, Dead hooker in a trunk es una cinta independiente con pretensiones, una película con escenas gore, música punk-rock, humor negro –genial lo de pagar la habitación del motel dejando que el gerente se folle el cadáver de la puta- y una historia buena en la idea argumental que sin embargo –y en mi humilde opinión- las hermanas Soska no supieron llevar a la pantalla con un guión a la altura. Por otra parte, las interpretaciones me han parecido muy básicas, vamos, con un tufo a cine amateur con ínfulas de profesional que tira de espaldas. Mi impresión es que esas tipas se creían algo así como la versión femenina –y por partida doble- de Tarantino, y no era cierto. Debo ser sincero y admitir que con su última película parece que se les han bajado un poco los humos y se han centrado más en la historia que en ser ellas el centro de la atención, pero la verdad es que si hubiese visto antes Dead hooker in a trunk que American Mary, creo que la segunda me la hubiese perdido directamente. En resumen, que sin ser mala del todo –seguramente se rodó con cuatro centavos y el resultado tampoco es 100% basura-, la cinta ha estado muy por debajo de mis expectativas en cuanto a lo que una película exploitation de nuestros días tenía que ser, sobre todo por la fama que acompañaba a estas dos –pretendidas- rebeldes del nuevo cine de acción bizarra. En resumidas cuentas, que si tenéis que escoger una película de estas hermanas quedaos con su última American Mary.

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