Ya tenéis aquí una nueva receta -fácil a la vez que sabrosa- para piltrafillas con inquietudes culinarias. El plato de hoy, aunque quizás no sea muy indicado para los calores del verano, es Sepia guisada con patatas. Lo primero será deciros los ingredientes: 600 g de sepia, un vaso de vino tinto, tomate triturado, dos dientes de ajo, una cebolla, tomate, perejil y patatas.
Paso 1. Pelar las patatas y cortarlas en dados de tamaño mediano. Freírlas y colocarlas después sobre papel absorbente para eliminar el exceso de aceite.
Paso 2. En una cazuela de barro, sofreír la cebolla cortada en juliana fina. En cuanto comience a dorar, añadir la sepia cortada a trozos. Y ahora, permitidme un inciso piltrafillas. Comprad siempre sepias con piel. No caigáis en la trampa de comprar esa mierda de sepias blancas, tan limpias y bonitas ¿o es que no sabéis que para lograr ese color las sumergen en lejía? Basta con que lavéis bien por fuera las sepias y las vaciéis. Dan más trabajo, pero el resultado bien vale ese pequeño esfuerzo.
Paso 3. Junto con la sepia, echar sal al gusto y esperar a que coja color. Luego tirar el vino y dejar reducir. Añadir las patatas fritas previamente, el tomate triturado -natural o de bote-, y un vaso de agua. Dejar cocer un poco más hasta que, al probar la sepia, notemos que está tierna.
Paso 4. Por último, añadir una picada de ajo y perejil -a la que podemos añadir una rebanada de pan frito-, dar unas vueltas y apartar del fuego. Servir en la misma cazuela con perejil rallado por encima. Una recomendación: de un día para otro, este plato gana en sabor.
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