Y ahora piltrafillas, aunque no se trate de un fotógrafo de moda, glamouroso o dedicado a crear imágenes cargadas de erotismo -aunque he buscado para ilustrar esta reseña una obra en la que se combina sensualidad y humor-, debo hablaros por respeto y justicia histórica de uno de los maestros de la fotografía, una leyenda de este Arte. Os hablo del célebre Henri Cartier-Bresson. Este fotógrafo francés promulgaba la idea de estar siempre preparado para tomar la instantánea en el momento preciso en que se producía el clímax de la acción a inmortalizar. No había, pues, espacio para la preparación de la escena en sus obras. Cofundador de la agencia Magnum, fue el primer periodista occidental que visitó la Unión Soviética tras la muerte de Stalin y retrató a infinidad de personajes, desde Picasso y Matisse a Fidel Castro o el Ché Gevara.
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