domingo, 20 de julio de 2008

Nikka Costa


Recuerdo que el verano pasado, gracias a internet y a YouTube en particular, se hizo famosa una tal Cleopatra, una niña pequeña que en su país había colocado su tema Ghita en lo más alto de las listas de éxitos. Hoy -como acostumbra a ocurrir- nadie sabe de ella. Pero eso de los niños o niñas que cantan y al crecer desaparecen del mapa no es nada nuevo. En nuestro país tenemos el caso de Ana, de Enrique y Ana. Pero no es el único. A ver piltrafillas, ¿alguno de vosotros recuerda a este angelito de rubios rizos? Efectivamente, es Nikka Costa -aaarrghh!!, ¿aún vive?-, aquella cargante y empalagosa niñita que oíamos por la radio cuando éramos muy jovencitos. Pero, ¿qué me decís?, ¿que no sabéis de quien os hablo?
Nikka Costa era o es la hija de Don Costa, millonario productor afincado en Beverly Hills -decían que relacionado con la Mafia- que le regaló a su hijita de 5 años una carrera musical. Después de un pequeño rodaje en el mundo de la publicidad, en 1980 -más o menos- salió a la venta su primer álbum, el homónimo NIKKA COSTA. El disco contenía varios temas infumables para un fan de Judas Priest como yo, que estaban -eso decía la propaganda y yo, que soy imbécil, me lo voy a creer- escritos por ella, precoz compositora a los 8 añitos.
Si ahora escucháis a Paulina Rubio por la radio hasta la saciedad, hace veinticinco años podíais oír a todas horas la voz ñoña de la infame Nikka. Los de mi edad nunca hemos superado la reiterada escucha del single On my own, del que se vendieron millones en todo el mundo excepto en los States, donde inexplicablemente no salió a la venta. Para resumir, en el 83 saca un nuevo álbum y, con 10 años y después de la muerte de su padre, deja el mundo de la canción y desaparece de la vida pública. Alabado sea Jehová. A principios de los 90 edita una nueva obra y vuelve a esconderse. Se casa y se traslada a Australia. Ahora, en pleno siglo XXI, reaparece intentando reverdecer viejos laureles. Y, ¿qué queréis que os diga?, dejando de lado el morbo de ver a la antaño candorosa Nikka en una imagen discretamente sexy, tampoco es que me interese mucho lo que hace o deja de hacer la chica. De hecho, desde el 2002 que no creo haberla visto por televisión y de no ser porque mi cerebro enfermo ha rescatado hoy su recuerdo de entre mis neuronas, nunca os habría hablado de ella.

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