Esta, piltrafillas, es una de las series de más éxito de la televisión mundial. Se trata de CSI, y con ella llegó a su máximo exponente lo que se ha dado en llamar franquicia. La primera serie, la semilla del monstruo, fue CSI Las Vegas. El grupo de agentes –con el erudito aficionado a la entomología Gil Grissom, encarnado por el actor William Petersen- apareció en las pantallas en el año 2000 y se dedicaba a investigar crímenes en la conocida ciudad de los casinos utilizando las técnicas más vanguardistas y espectaculares que en aquel momento se podían ver en televisión.
Dos años más tarde llegó CSI Miami. La acción se trasladaba a la soleada Florida –concretamente al condado de Dade, al sur del estado- y cambiaba las luces de neón de Las Vegas por las mansiones y los coches de lujo. En este caso, el líder del grupo no es un científico CSI, sino un teniente de la Policía.
Por último, en 2004, llegó a la pantalla CSI New York, con el actor Gary Sinise como jefe del departamento policial radicado en Manhattan.
Pues bien, piltrafillas, a mi la que más me gusta de todas ellas es –como habréis deducido por la imagen que acompaño- CSI Miami. Puedo explicarlo. Digamos que mis preferencias se mueven entre la precursora de Las Vegas –el personaje de Grissom, que ha ganado con los años, es genial- y la de Miami. Con la de New York no puedo, lo siento. No se si son los escenarios, que me caía mal Vanessa Ferlito en su papel o la cara de palo de Gary Sinise, pero nunca me acabó de gustar. Así pues, ¿por qué escoger finalmente CSI Miami como la mejor? Sencillamente, en Miami está el gran Horatio Caine.
Sí, Grissom es una caña, un tío superinteligente, y los guiones de la franquicia de Las Vegas están muy bien estructurados..., pero no aguanto a Marg Helgenberger haciendo de sex symbol madurito. Por otro lado, en Miami es todo demasiado glamouroso y me carga un poco el personaje de Alex –la Barbie forense negra, según mi mujer-, pero ¿qué me decís de Horatio?
Al tío le llaman “H”, está continuamente sacándose y poniéndose las gafas de sol, conduce un Hummer y es un poli duro –interpretado por David Caruso, al que conocí hace años en otra serie de culto, Policías de Nueva York- que deja escapar frases lapidarias mientras mira hacía el horizonte, con los brazos en jarras y ligeramente encorvado. Espectáculo en sí mismo.
Al tío le llaman “H”, está continuamente sacándose y poniéndose las gafas de sol, conduce un Hummer y es un poli duro –interpretado por David Caruso, al que conocí hace años en otra serie de culto, Policías de Nueva York- que deja escapar frases lapidarias mientras mira hacía el horizonte, con los brazos en jarras y ligeramente encorvado. Espectáculo en sí mismo.
Total, que a la hora de haceros recomendaciones no podía olvidarme de esta serie que inauguró el siglo XXI en lo que a telefilmes policíacos se refiere. Y de las tres que en la actualidad forman parte de la franquicia es la de Miami la que os recomiendo. Además, en esta aparece Emily Procter, que tiene su morbillo interpretando a una inquietante especialista en balística llamada Calleigh Duquesne, una mujer que siempre está sonriendo, tanto que hasta llega a exasperarme, pero que no puede negarse que tiene algo que me llama la atención.
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