miércoles, 23 de julio de 2008

Verano


Bueno, ya estamos nuevamente un año más inmersos en pleno el verano, algo que –resumiendo- me evoca dos cosas : las playas se llenarán de hombres y mujeres dispuestos a broncearse aún a costa de pillar un cáncer de piel, y yo sudaré como un cerdo en la oficina. Lo primero me afecta más bien poco –soy de los que prefiere la montaña a la playa, esa mezcla de gentío, arena, olor a Coppertone y calor agobiante-, pero lo segundo me toca los cojones. En mi empresa, el sistema de refrigeración tiene veinte años y es insuficiente para dar frío a una oficina pequeña en la que se hacinan diez personas, otros tantos ordenadores, dos impresoras y una fotocopiadora, todo ello –personas y máquinas- generando calor hora tras hora, día tras día. Además, todo el ventanal derecho de la planta está tocado directamente por el sol desde que sale éste hasta bien entrada la tarde. O sea, que a no ser que te estés quieto en una silla junto a una de las salidas del aire acondicionado –cosa que no ocurre- te pasas sudando todo el día. El sueño de todo oficinista vamos. Así que no os sorprendáis si sigo adornando los diferentes escritos de este blog con mujeres en bikini o poca ropa. Será lo único positivo –además de las cada vez más cercanas vacaciones- que voy a sacarle a este verano, como cada año.

No hay comentarios: