domingo, 20 de julio de 2008

Violín


Amiguitos, a poco que me leáis sabréis que a mi, lo que de verdad me gusta en cuestiones musicales, es el hard rock. Por eso, de nombrar un instrumento favorito, está claro que elegiré la guitarra eléctrica. No obstante, si lo que he de escoger es un instrumento de orquesta, uno de los clásicos, en tal caso -digo- me inclinaré sin duda por el violín.
 

Éste instrumento -del grupo de los de cuerda frotada- surgió en Italia recién entrado el siglo XVI y alcanzó su apogeo en el XVIII gracias a artesanos como Stradivarius, Guarnieri o Stainer. La particular morfología del violín le proporciona una enorme agilidad de ejecución que dota a las composiciones interpretadas con él de una emoción característica. Los solos de guitarra de Blackmore, Malmsteen, Van Halen o Gilmour me han impactado desde siempre y lo siguen haciendo a fecha de hoy, pero también es cierto que nunca podré cansarme de escuchar a Vivaldi, sobre todo el Verano de su conocidísima Las 4 estaciones (no amiguitos, no es una pizza). 

Para acabar -con el fin de añadir una nota picante a este articulillo y restarle trascendencia a lo que no deja de ser un trozo de madera hueca con cuerdas-, os recomiendo que si no os gusta la música y os regalan un violín, siempre podéis buscarle usos alternativos.

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