Ahora amiguitos tengo ganas de hablar de este hombre. Por si no lo habéis reconocido, se trata de Brian Warner aunque quizás os suene más su identidad artística. Sí piltrafillas, estoy refiriéndome a Marilyn Manson. Yo le descubrí con la versión enfermiza que hizo de la canción Sweet Dreams, el hit de los Eurythmics.
Lo primero que me compré de él, hace ya más de 10 años, fue el fabuloso Antichrist Superstar -para mi, ese álbum es genial, de lo mejor que se ha editado en la segunda mitad de los 90- y, a raíz de eso, me lancé a por Portrait of an American family y el raro y alucinógeno Smells like children. Lo siguiente que cayó fue el Mechanical Animals y por último el Holy wood, que a diferencia de algunos críticas mayoritarias, creo que es un buen álbum. Sin embargo, la estrella de Brian estaba a punto de apagarse, al menos en lo referente a este humilde seguidor.
El carismático Twiggy Ramirez abandonó la banda y un tal Tim Skold se unió al grupo. El bagaje y reputación de este músico no presagiaba nada bueno. Por mi parte y por si acaso, dejé de gastarme el dinero en más cds de este tipo. Sin embargo, me regalaron The golden age of Grotesque y pude constatar que -si exceptuamos uno o dos cortes- era una mierda de cd, así de fuerte y así de claro, otro caso más de típica sequía de ideas con temas que parecían calcos de otros escuchados anteriormente.
En la actualidad Marilyn Manson ha sacado una nueva obra de estudio, la titulada Eat me, Drink me y aunque ni por asomo se me ha ocurrido comprarla, la he podido escuchar. Debo deciros, amiguitos, que tras unos días intentando hallar algo positivo en ella, me he acabado por hartar de unas canciones insulsas, monótonas, aburridas y que distan mucho de la genialidad de aquel Antichrist en el que –casualmente- tuvo muchísimo que ver Trent Reznor, con quien Manson acabó enfadándose y así le ha ido. Y es que la vida, querido Brian, pone a la gente en el lugar que le corresponde. En fin, a ver qué es lo que este hombre hace en el futuro. De momento, para mi, no es más que una patética caricatura de lo que representó en los 90.
Lo primero que me compré de él, hace ya más de 10 años, fue el fabuloso Antichrist Superstar -para mi, ese álbum es genial, de lo mejor que se ha editado en la segunda mitad de los 90- y, a raíz de eso, me lancé a por Portrait of an American family y el raro y alucinógeno Smells like children. Lo siguiente que cayó fue el Mechanical Animals y por último el Holy wood, que a diferencia de algunos críticas mayoritarias, creo que es un buen álbum. Sin embargo, la estrella de Brian estaba a punto de apagarse, al menos en lo referente a este humilde seguidor.
El carismático Twiggy Ramirez abandonó la banda y un tal Tim Skold se unió al grupo. El bagaje y reputación de este músico no presagiaba nada bueno. Por mi parte y por si acaso, dejé de gastarme el dinero en más cds de este tipo. Sin embargo, me regalaron The golden age of Grotesque y pude constatar que -si exceptuamos uno o dos cortes- era una mierda de cd, así de fuerte y así de claro, otro caso más de típica sequía de ideas con temas que parecían calcos de otros escuchados anteriormente.
En la actualidad Marilyn Manson ha sacado una nueva obra de estudio, la titulada Eat me, Drink me y aunque ni por asomo se me ha ocurrido comprarla, la he podido escuchar. Debo deciros, amiguitos, que tras unos días intentando hallar algo positivo en ella, me he acabado por hartar de unas canciones insulsas, monótonas, aburridas y que distan mucho de la genialidad de aquel Antichrist en el que –casualmente- tuvo muchísimo que ver Trent Reznor, con quien Manson acabó enfadándose y así le ha ido. Y es que la vida, querido Brian, pone a la gente en el lugar que le corresponde. En fin, a ver qué es lo que este hombre hace en el futuro. De momento, para mi, no es más que una patética caricatura de lo que representó en los 90.
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