jueves, 1 de agosto de 2019

New York, New York #3 (III)




Llegada la hora de comer, nos dirigimos al Katz’s del Lower East Side, un establecimiento que lleva más de 100 años sirviendo bocadillos de pastrami para los neoyorquinos. Mi mujer y mi hija compartieron un sandwich, pero yo me metí entre pecho y espalda ese suculento bocadillo de lonchas finas de carne ahumada y cocida, enterito, con su mostaza, su pan de centeno y los trozos de pepino y tomate encurtidos con que se acompaña. 
Evidentemente hacía falta caminar para ayudar a que bajara por lo que al salir echamos a andar hacia el East Village con el único objetivo –por mi parte– de fotgrafíar la fachada del 96 de Saint Mark’s Place. No hace falta decir más, ¿no? 

Y ya de regreso al hotel, pasamos ante el puente de Williamsburg que junto al de Queensboro, Manhattan y Brooklyn unen Manhattan con Queens y Brooklyn sobre el East River, que en realidad no es un río sino el mar (ya que los distritos de Queens y Brooklyn están en el extremo occidental de Long Island, una isla de 190 km de largo). 


Por la tarde, tras la siesta, cruzamos Chinatown para dirigirnos a Battery Park y coger el ferry a Staten Island, más que nada porque es gratuito y permite observar Manhattan desde el mar y pasar cerca de la Statue of Liberty. En Staten Island me tomo dos pintas de Brooklyn Lager y regresamos en un trayecto movidito por culpa de una tormenta con fuerte aparato eléctrico que llega desde New Jersey y que no permite que hagamos el viaje de vuelta en cubierta exterior. Ya en el barrio, cenamos una hamburguesa en Broome St

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