The machine

Y cierro la sesión cinematográfica con The machine, opera prima del galés Caradog W. James, una aceptable muestra de ciencia ficción británica que ha cosechado unas críticas bastante buenas allá por donde ha pasado. Sin embargo, no creo que haya para tanto. El argumento de la cinta es de todo menos original. Tenemos a una Gran Bretaña en recesión por culpa de una guerra fría con China que está dedicando sus esfuerzos a crear una fuerza militar formada por soldados cibernéticos dotados de inteligencia artificial. El encargado científico del proyecto, Vincent McCarthy, ha vendido su talento y esfuerzos al gobierno aun a sabiendas de que utiliza a seres humanos como cobayas y que el objetivo de sus mecenas no es otro que la supremacía bélica ante China. Sin embargo, se toma el asunto como la oportunidad de investigar una solución a la enfermedad neurodegenerativa de su hija. Tras un accidente que casi le cuesta la vida, una nueva colaboradora es fichada por el Ministerio para ayudarle en la construcción de una computadora cuántica que aprenda de las experiencias. Sin embargo, las cosas no salen como sería de desear. 

Así pues, en The machine encontramos máquinas que tienen recuerdos de personas, seres de metal y piel sintética con apariencia humana, científicos que albergan sentimientos equívocos hacia sus creaciones y robots que se enamoran de sus creadores. También tenemos a un Ministerio de Defensa sin escrúpulos y a un ejército de máquinas que escapando del control humano se alía para tomar el control. Vamos, como os he dicho, elementos que nuuuunca hemos encontrado en película alguna. Ecos de Robocop, Terminator –Caity Lotz no puede negar que se ha inspirado tanto en la SIL de Species como en Kristanna Loken haciendo de T-X en Terminator 3- e incluso de Frankenstein, o sea –en mi opinión- una cinta recomendable pero que no deja de ser una TV-movie simpática, con una ambientación y diseño de producción logrados... y un mensaje que nos suena a mil veces visto.

Eso sí, Caity está muy mona.