domingo, 25 de mayo de 2014

Perras callejeras


Piltrafillas, bienvenidos a la acostumbrada sesión doble cinematográfica de los domingos. Hoy inauguro -antes de lo habitual- mis reseñas con Perras callejeras de José Antonio De la Loma, realizador y guionista barcelonés que en los años ochenta se convirtió en uno de los referentes del denominado cine quinqui. Autor de títulos como Perros callejeros –ya le dediqué una entrada hace años-, Perros callejeros II, Los últimos golpes del Torete o Yo, El Vaquilla, en 1985 decidió dar una vuelta de tuerca al género y nos sorprendió –no demasiado agradablemente, por cierto- con esta cosa titulada Perras callejeras. En esta película de argumento inverosímil, con ausencia de crudeza, violencia inexistente, personajes increíbles y algunos desnudos más gratuitos que el 20minutos, asistimos a la historia de Berta, Sole y Crista, tres jóvenes de la Ciudad Condal que lo único que tienen en común con los personajes retratados en las antes mencionadas cintas de De la Loma es la semblanza del título. Perras callejeras tiene como protagonista en el papel de Berta a la malograda Sonia Martínez, una joven estrella de la televisión que gozaba de enorme popularidad y estaba iniciando una prometedora carrera como actriz cuando por culpa de un oscuro episodio propiciado por unas fotos suyas en topless, fue sometida a una inexplicable campaña de acoso desde TVE que propició su retiro y la abocó a depresiones y la adicción a la heroína, falleciendo de SIDA a mediados de los 90. Más suerte tuvo Teresa Giménez, intérprete de Crista –en mi opinión, la verdadera protagonista de la cinta y la que actuó mejor-, quien había debutado precisamente con Perros callejeros y había repetido con De la Loma en Perros Callejeros II y Yo, El Vaquilla. Además de aparecer desnuda en Interviú o Lib, Teresa inició una breve y discreta carrera musical como Teresita la mojada –no me lo invento, no- de la que os acompaño una imagen para vuestro disfrute. Menos interés despierta el trabajo de Susana Sentís, aquí haciendo de Sole, que destaca tan poco en la cinta como en una carrera de la que encontraréis bien poca información. 


Pero ¿qué nos cuenta la película? Resulta que Berta es una prostituta que acaba de salir de prisión a la que una amiga beata intenta encontrar un trabajo decente, Crista una carterista que vive con su padrastro alcohólico y tiene un hermano en la cárcel y Sole otra lagarta –novia del hermano de Crista- a la que cada vez le resulta más difícil conseguir dinero de sus amantes para comprarse droga. Así las cosas, las tres tirarán de navaja para conseguir dinero a costa de incautos a los que atracarán con nocturnidad. Sin embargo, cuando decidan robar en una discoteca propiedad de la misma red criminal para la que trabajaba Berta, las cosas se complicarán y las chicas se las tendrán que ver con los delincuentes que las buscan además de con Carlos y Miguel, una pareja de policías a lo Starsky y Hutch, puteros, corruptos y violentos que parecen sacados de una historieta de El Jueves, vamos, una verdadera caricatura. Y por si fuera poco, el tal Carlos acabará prendado de la arrabalera Crista tornándose de madero chuleta a una especie de monaguillo encoñado. En definitiva, que Perras callejeras es tan cutre que hasta resulta simpática y es todo un título mítico de las postrimerías del género quinqui –aunque ya os he dicho que tengo serias dudas en calificarlo así-, cuando la vaca no daba más de si y era necesario ser originales para llamar la atención. Para frikis, que es lo que toca hoy.

Teresita la mojada

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