Y si la anterior película era una argentina con protagonista principal catalana, la segunda del domingo es Séptimo, una cinta española que transcurre en Buenos Aires y tiene como protagonista masculino al gran Ricardo Darín. Dirigida por el pamplonica Patxi Amezcua, la historia que este thriller nos cuenta es la de Sebastián, un abogado separado que una mañana, al recoger a sus hijos en casa de su expareja, juega con ellos a ver quién llega primero a la calle: ellos por las escaleras o él en el ascensor. Pero cuando Sebastián llega a la portería, sus hijos han desaparecido. Hasta aquí la sinopsis. A partir de ahora podéis hacer caso a las decenas de críticas negativas que tiene la película... o a mi humilde recomendación.
Porque sí, Séptimo tiene aspectos que no encajan. Por un lado –empecemos por ahí- el desenlace, inverosímil y precipitado. Por otra parte, lo más normal si alguien desaparece entre los extremos A y B de un camino es buscar a fondo entre los dos puntos, piso por piso. Eso tan obvio, no se le ocurre a nadie. Y finalmente –aunque ni mi hija ni mi esposa lo vieron-, desde el principio se pilla el engaño y se ve quién es el secuestrador. Sin embargo, ¿son estas razones suficientes para que alguien no decida disfrutar –sí, disfrutar- de la película? De ninguna manera. Séptimo –sobre todo, gracias al oficio de Darín- nos transmite de manera impecable la angustia del padre al que le da todo igual y no duda en arriesgar su integridad física y cruzar la línea de la legalidad con sus actos, todo por encontrar con vida a sus pequeños. Total, que lo mejor es que no leáis demasiado sobre Séptimo y os limitéis a verla sin prejuicios. No es redonda, pero opino sinceramente que –con unas palomitas a mano- no debéis dejarla pasar.
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