miércoles, 1 de mayo de 2013

Manifestación 1M


Leo que, según sus organizadores, la manifestación convocada esta mañana en Barcelona por los sindicatos CC.OO. y UGT ha reunido a casi el triple de asistentes que en años anteriores, en concreto a unos 160.000 participantes. Y no hablemos ya de la que ha convocado la CGT, que ha reunido unas 3.000 personas según fuentes de la confederación. Todas ellas han pasado este mediodía por la Vía Laietana y –casualidades de la vida- yo también estaba por allí a esas horas. Bueno, casualidad no, lo cierto es que tenía que hacer unas gestiones y como el día invitaba –lucía el sol cosa fina- he aprovechado para dar un paseo con la señora y acercarme al centro de Barcelona para dar una ojeada al ambiente de esta fiesta de los trabajadores. Y la impresión que me he llevado ha sido más bien pobre. Las calles del casco antiguo sí estaban llenas... de turistas y barceloneses tomándose unas cervecitas o unas bravas o degustando helados, y de gente que –como el menda- había salido a que le diese el aire después de varios días en los que la lluvia no lo permitía. También había manifestantes, muchos sí, pero no tantos como sería de desear. Muchas banderas republicanas –un montón-, bastantes senyeres, y mucho banderín sindical, gran cantidad de muchachada –canalla, decimos en catalán-, pegatinas, globos... en fin, lo típico. Pero visto lo visto, poco éxito -o relativo- le doy yo a la convocatoria. Y es que si la clase política, más que distanciarse, se ha colocado en un mundo diferente al de la ciudadanía, los sindicatos van por el mismo camino y, excepto los fieles afiliados de siempre, el resto de los trabajadores empiezan a pensar que tampoco están haciendo gran cosa las centrales sindicales para defender sus derechos, vamos, los pocos que van quedando sin mermar. Mañana –los que tenemos suerte de poder hacerlo- regresaremos al trabajo, pero ni las leyes habrán cambiado, ni los corruptos chorizos habrán devuelto al Estado el dinero robado, ni la impresentable de Fátima Báñez habrá dimitido, ni Alfredo Sáenz repartirá sus 88 millones de euros entre los amenazados de desahucio por el Banco Santander. En fin piltrafillas, que estaba determinado a realizar un mini reportaje de la jornada, con sus banderitas, sus camiones con altavoces, las autoridades en cabeza –por cierto, me he cruzado con Joan Herrera, el Secretario General de Iniciativa per Catalunya, con una camiseta con el lema Here Comes the Sun y cara de preferir estar en otro sitio- y toda la parafernalia obrera, pero al final he desistido porque me han parecido más interesantes las muestras de arte urbano –ensuciar las paredes, dirán algunos- que me he ido encontrando. Eso sí, para que no se diga, os adjunto una imagen resumen de la manifestación. Una vez finalizada esta, a la basura con las pancartas y a casita a comer, que tal dia farà un any.

4 comentarios:

Txema dijo...

En días como el de ayer, los bares hacen su agosto. Después de la mani corriendo al vermut y a casa a comer o al restaurante... unos gintonics (los que pueden) y viva la Fiesta!... Mañana (hoy) será otro día... aunque para servidor será igual pues me tocó currar ayer y hacer honor al día que era. Salud y Birras!

Atticus Bewster dijo...

No quieran saber como me puse de cerveza tras el tema....
Hala, me voy a comer q es la hora...

Maxwell Clarck dijo...

Banderitas, pancartitas y consignitas no ahogan el fuego poderoso de quien nos posee.
Hemos otorgado nuestro aquiescencia a quien no era adecuado, tras ello la traición estaba cantada.
Socialmente estamos en el punto que precisamos de mayordomías –nos fueron dadas como método de convivencia pacífica- para todo, estas, en diferentes materias han fracasado, se les ha diagnosticado de obsoletas cuando en verdad han sido enmarañadas/ pervertidas con el beneplácito de sus líderes. Quedamos pues al socaire de los acontecimientos. Pese a que seamos mayoría, somos una generalidad desorganizada y tuitera que desemboca su rabia en un “bluff” espectacular de nada.
A pesar de todo Sr. “KP” sigamos…

King Piltrafilla dijo...

Pues sigamos, pero se impone un cambio de funcionamiento, porque la máquina no da sus frutos.