Ayer estuve mirando en Antena 3 –aunque en AXN hace meses que está en la parrilla- el estreno de Once upon a time, una serie de ABC en la que se nos cuenta como Emma -la actriz Jennifer Morrison-, una cazarrecompensas de Boston de 28 años recibe la visita de un niño de diez que resulta ser Henry, el hijo al que dio en adopción. El niño le cuenta que su madre adoptiva es en realidad la Reina Malvada del cuento de Blancanieves y que los habitantes de su pueblo –casualmente llamado Storybrooke y ubicado en Maine, acaso un guiño a Stephen King- son personajes de cuento atrapados en este tiempo, sin memoria de su pasado o condición por culpa de un maleficio de la reina. Es más, Henry le dice a Emma que ella es la hija de Blancanieves, a la que sus padres pusieron a salvo y que tiene en sus manos el poder de romper el maleficio. La serie nos muestra imágenes de la vida real, con la madre de Henry –la alcaldesa de la población-, el mafioso, el psicólogo o la maestra y las alterna con la historia fantástica basada en el libro ilustrado con el que Henry está obsesionado utilizando los mismos actores para dar vida a Blancanieves, el brujo Rumpelstiltskin o la Reina Malvada. El acierto es que todo cuadra, pero –al menos en el primer capítulo- no queda del todo claro si el niño está en lo cierto o es todo producto de su imaginación. Sin embargo, la historia genera en Emma tal curiosidad que decide quedarse en el pueblo, despertando la animadversión de la alcaldesa Regina Mills. En fin amiguitos, que este primer capítulo me dejó buen sabor de boca. Deciros que también se sumarán a la trama otros habitantes de Storybrooke que –según Henry- son en realidad Caperucita Roja, la Bella Durmiente o el Capitán Garfio. En mi opinión es una buena idea que –por de pronto- tuvo continuidad en Estados Unidos en una segunda temporada, lo que ya es mucho en estos días. A ver que tal.
miércoles, 12 de septiembre de 2012
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