sábado, 3 de enero de 2009

Thriller, a cruel picture


Y dentro de la sesión doble sabatina, después de la cinta –podríamos decir- familiar me he programado algo más contundente. Os cuento. Piltrafillas, un día no hace mucho me encuentro con la foto de Christina Lindberg enfundada en una gabardina negra, con un parche en el ojo y con una escopeta en sus manos. Luego me entero de que se trata de un fotograma de una película, y que ésta se llama Thriller, a cruel picture –aunque también se la conoce por They call her One Eye o Hooker's revenge-, y leo que el argumento trata sobre una tal Madeleine, una niña, que tras haber sido violada por un anciano se vuelve medio autista a causa del shock. Un día, mientras espera el autobús un hombre se ofrece a llevarla a la ciudad, pero lo que hace es secuestrarla durante un largo tiempo durante el cual le inyecta heroína hasta convertirla en drogadicta y así poderla obligar a ejercer la prostitución. Un día, como castigo por intentar escaparse, el secuestrador le saca un ojo. La película va de la venganza que Madeleine ha gestado en su torturada cabecita todo ese tiempo de cautiverio y en la cruenta ejecución de su plan. Y yo os pregunto, ¿de verdad creéis que podía dejar pasar la oportunidad de conseguir esta película para ofreceros una crítica de ella? ¡Por supuesto que no! Por ello –después de semanas de búsqueda- aquí tenéis mi opinión sobre ella.







Lo primero que nos sorprende es que, sin avisar, cuando creemos que estamos viendo una película con imágenes de gran belleza –excelente fotografía- de la que sabemos que poco a poco se adentrará en terrenos de violencia exacerbada, de pronto el realizador nos sorprende con unos primeros planos del pene de un cliente penetrando la vagina de Madeleine. Pero si la cinta no era ni tan solo softporn, ¿a qué viene eso?. Pues a nada, es tan solo una maniobra para vender la cinta como un producto pseudopornográfico en alguno países que propició el añadido de ciertas escenas que pueden verse en copias como la que ha caído en mis manos.
Así las cosas, la buena de Madeleine –drogadicta y dueña de un bonito parche ocular- sigue dedicando sus días a fornicar a cambio de dinero. Pero uno de esos días su madre fallece y Madeleine regresa a su pueblo. Sin embargo, cuando visita la granja familiar, desde el jardín escucha una conversación en el interior –siento no poderos decir de qué va ya que he visto la versión original sueca- y es incapaz de entrar. Madeleine va entonces a la iglesia y llora desconsoladamente. Total, que la traumatizada y enmudecida joven regresa a su habitual ocupación como meretriz aunque a esas alturas ya nos hemos enterado de que está tomando clases de conducción, artes marciales y uso de armas. Tras una nueva escena de primerísimo plano de penetración vaginal y anal –totalmente fuera de contexto como la anterior, ya que la cinta no es ni tan solo erótica- asistimos finalmente a la venganza de Madeleine, que en una frenética carrera en la que ni policías ni los pobres conductores que se cruzan a su paso son obstáculo para que nuestra protagonista –y en cámara lenta además- se lleve por delante uno por uno a todos cuantos han abusado de ella y la han convertido en lo que es. Lo mejor de todo, la ejecución de su captor y proxeneta, ocurrente y sádica. En resumen, una buena película amiguitos, amena y muy bien rodada, otra de las que dicen que sirvió de inspiración a Tarantino para rodar sus celebradas Kill Bill.

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