Una noche, un vecino se presentó en casa con dos bolsas conteniendo sendos trozos enormes y sanguinolientos de un jabalí que había cazado -congelados, eso sí- que no dudaba en regalarme para que me diese un festín.
En un par de días di con una receta que me satisfizo a priori. Total, que después de ponerla en práctica, tuve jabalí para varios días. Está mal el pregonarlo, pero el plato me quedó de rechupete. Por eso, por que me gusta compartir experiencias culinarias con mis piltrafillas, os explicaré como hacer un Civet de jabalí.
En un par de días di con una receta que me satisfizo a priori. Total, que después de ponerla en práctica, tuve jabalí para varios días. Está mal el pregonarlo, pero el plato me quedó de rechupete. Por eso, por que me gusta compartir experiencias culinarias con mis piltrafillas, os explicaré como hacer un Civet de jabalí.
a) Descongelar la carne. Cortar a trozos y limpiar de grasa y restos de cerdas. Reservar la sangre. Macerar la carne 24 horas en vino blanco o tinto, dos zanahorias a rodajas, dos dientes de ajo machacados, laurel, tomillo, pimienta en grano, una tacita de aceite de oliva y un poco de sal. Remover de tanto en tanto.
b) Pasado un día, escurrir totalmente la carne, prensándola incluso para eliminar el exceso de líquido. Sofreír en una cazuela una cebolla a rodajas y tres zanahorias a láminas. Luego añadir el jabalí. Dar unas vueltas para que la carne se empape de aceite y agregar vino tinto hasta cubrirla. Hervir todo y, cuando reduzca el vino, ir añadiendo caldo. Cocer por espacio de una hora y media a fuego medio/bajo, removiendo de tanto en tanto y añadiendo caldo para que el jabalí esté siempre cubierto de líquido. Luego, añadir patatas cortadas en dados grandes. Mi secreto es freírlas antes, como para tortilla.
c) Después de veinte minutos, sacar de la cazuela las patatas y el jabalí con una espumadera y reservar. Pasar el líquido de la cazuela, la cebolla y la zanahoria por un colador chino y volver a juntarlo todo -carne, patatas y salsa- en la cazuela.
d) Agregar una picada de ajo, perejil, pan frito, almendras y la sangre del animal, manteniendo la mezcla a fuego suave uno quince minutos más. Se puede acompañar de cebollitas caramelizadas o castañas peladas y asadas.
Otra posibilidad es cambiar el jabalí por el conejo. En tal caso, al hacer la picada, en lugar de la sangre del animal pondremos un hígado de conejo previamente frito.
Y si no tenemos la sangre, el resultado no podrá llamarse Civet pero será un estofado como una catedral. Dependiendo del tiempo, junto a las patatas se pueden añadir unas alcachofas fritas a láminas. Echadle imaginación y buen provecho.
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