Un tullido es alguien imposibilitado para, por ejemplo, huir a la carrera en cuanto alguien decide correrle a gorrazos. Por lo general, los tullidos acostumbran a estar algo amargados -es comprensible- y gozan de una envidiable mala leche que les lleva a echar por la boca sapos y culebras para verterlos sobre aquellos a los que creen culpables de su desgracia. Bueno, de su desgracia y -si me apuráis- hasta de la crucifixión de Cristo.
Hecha esta introducción, quiero escribir hoy, piltrafillas míos, sobre alguien a quien le hubiese gustado salir de copas con Don Pelayo y el Cid Campeador. Me refiero al agitador de las mañanas, aquel que echa pestes de la cadena SER, de los maricas y de los catalanes. Y lo malo no es que Federico Jiménez Losantos -vaya, aún no os había dicho su nombre- comente lo que comenta, no, lo malo es el porcentaje de oyentes de nivel intelectual medio-bajo a los que alimenta la inquina y la rabia de este tipejo, y que se creen a pies juntillas que los homosexuales tienen cola y cuernos, la cadena SER conspira para desmembrar España, y en Catalunya, a los que no hablan en catalán, se les quema en la hoguera pública (que se lo digan a mi abuelo, en paz descanse, que vivió aquí sesenta años y murió sin hablar ni una palabra de catalán).
¿Qué sería del señor Jiménez Losantos y sus tertulianos si la masa de oyentes que les escucha descubriese que no existe gran diferencia entre los objetivos de la SER y la COPE -hacer dinero-, que entre los homosexuales hay tantas buenas o malas personas como en todas las familias, y que los catalanes o los vascos quieren lo mismo que los vallisoletanos o los segovianos, o sea, vivir en paz, con salud y alegría?, ¿qué será de Federico el día en que sus seguidores se den cuenta de que no le necesitan para comenzar el día cabreados, que por desgracia la vida ya se encargará de hacerlo a lo largo de la mañana? Por cierto, y para terminar, ¿no le encontráis cierta semejanza física con el payaso Gaby Aragón? Siendo el periodista de Teruel, (Teruel/Aragón, ¿lo pilláis?) no deja de ser una simpática coincidencia. Ah, y sí amiguitos, a Federico le pegaron un tiro en una pierna -acción de lo más condenable, por supuesto- y desde entonces cojea, como el tullido resentido que es. GoTo First Line.
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