A poco que os hagáis asiduos de mi blog os daréis cuenta de que algunas de mis pasiones son la fotografía y el erotismo. Lo que quizás no sabéis, piltrafillas, es que profeso un gran cariño por Japón y su cultura. He estado en aquel país en dos ocasiones. Hace ya dieciséis años -cómo pasa el tiempo-, éste que escribe cogió su maleta y se fue a Tokyo sin tener ni idea de japonés, dispuesto a patearse la ciudad antes de desplazarse en tren bala hasta Kyoto y hacer lo mismo por las calles de la antigua capital del Imperio. Me hizo mucha ilusión cuando, en el Maps de Google, pude ver hace poco esta imagen del hotel en el que me alojé -hasta puede verse la ventana de mi habitación- en pleno barrio tokyota de Shinjuku. Pues bien, unamos Japón y erotismo y ¿qué tenemos?, el trabajo de Nobuyoshi Araki.
Este fotógrafo -uno de los más conocidos del país del sol naciente- basa sus creaciones en la idea de que la fotografía nunca podrá reflejar la realidad ya que, por mínima que sea, siempre se notará la impronta del alma del autor. Así pues, entiende la fotografía como el resultado de una mentira. Por ello, Araki se dedica a llevar hasta el límite la escenografía de situaciones cotidianas. Lo que vemos en sus obras parece casual, pero los elementos están tan bien orquestados que dudamos de si lo que muestra es real o ficticio.
Fascinado por la sensualidad, se ha convertido en un personaje criticado. Sin embargo, su estilo tan "oriental" ha encontrado más fanáticos que detractores en un occidente ávido de sensibilidad.
Este fotógrafo -uno de los más conocidos del país del sol naciente- basa sus creaciones en la idea de que la fotografía nunca podrá reflejar la realidad ya que, por mínima que sea, siempre se notará la impronta del alma del autor. Así pues, entiende la fotografía como el resultado de una mentira. Por ello, Araki se dedica a llevar hasta el límite la escenografía de situaciones cotidianas. Lo que vemos en sus obras parece casual, pero los elementos están tan bien orquestados que dudamos de si lo que muestra es real o ficticio.
Fascinado por la sensualidad, se ha convertido en un personaje criticado. Sin embargo, su estilo tan "oriental" ha encontrado más fanáticos que detractores en un occidente ávido de sensibilidad.
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