Piltrafillas, ayer descubrí que The Donnas habían sacado un nuevo álbum... y ejercí de delincuente. Bueno, la verdad es que no hay para tanto porque en España no se considera delito compartir ficheros. Sin embargo no pude evitar sentir que hacía algo mal. Pero es igual amiguitos, lo cierto es que ya poseo Bitchin’, la última obra de este cuarteto de chicas de la localidad norteamericana de Palo Alto.
A The Donnas las conozco desde que en 2002 sacaron su magnífico Spend the night, el que hacía el número cinco de su discografía. Aunque ellas lo niegan, sus anteriores obras estaban demasiado influenciadas por los Ramones y el punk de garaje norteamericano. Sin embargo, con el mencionado Spend the night adquirieron un sonido más hard rockero. Su siguiente álbum no me resultó tan musicalmente redondo, aunque Gold Medal tiene varios temas de aquellos que no te cansas de escuchar una y otra vez. Ahora, con Bitchin’ –por lo poco que he podido oír- parece que regresan a un sonido menos pop-rock. En fin amiguitos, que os recomiendo que –de la manera que creáis conveniente- os hagáis con algo de estas chicas. A destacar la labor de Allison, la guitarrista y –sobre todo- Torry, la batería, una mujer que no tiene nada que envidiar a algunos de sus colegas masculinos. Verla en acción supone una inyección de adrenalina.
A The Donnas las conozco desde que en 2002 sacaron su magnífico Spend the night, el que hacía el número cinco de su discografía. Aunque ellas lo niegan, sus anteriores obras estaban demasiado influenciadas por los Ramones y el punk de garaje norteamericano. Sin embargo, con el mencionado Spend the night adquirieron un sonido más hard rockero. Su siguiente álbum no me resultó tan musicalmente redondo, aunque Gold Medal tiene varios temas de aquellos que no te cansas de escuchar una y otra vez. Ahora, con Bitchin’ –por lo poco que he podido oír- parece que regresan a un sonido menos pop-rock. En fin amiguitos, que os recomiendo que –de la manera que creáis conveniente- os hagáis con algo de estas chicas. A destacar la labor de Allison, la guitarrista y –sobre todo- Torry, la batería, una mujer que no tiene nada que envidiar a algunos de sus colegas masculinos. Verla en acción supone una inyección de adrenalina.
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