LOS LOCOS DE CANNONBALL, que si os he de ser sincero, he recordado al ver este bonito cartel, es la típica película de carreras de coches a lo largo del país. Un bodrio para el que el tiempo no ha pasado en vano, o una pequeña joyita el cine norteamericano casposo –que también lo ha habido y lo hay- de principios de los 80.
Ahora, en nuestras carreteras podemos encontrar de tanto en tanto a adinerados conductores inscritos en carreras de este tipo en potentes Porsche, Ferrari o Jaguar, que se juegan la vida –y lo más importante, la de los demás- compitiendo por atravesar los primeros el país. Mirad si se mueve dinero en estos eventos, que cuando las autoridades detienen a alguno de los conductores por rebasar el límite de velocidad, sea cual sea el importe de la multa lo abonan en efectivo y al momento para así poder proseguir camino. A ver si algún día se matan un par de ellos –eso sí, chocando contra un árbol o una piedra sin afectar a otros automovilistas- y se acaban estas demostraciones de superioridad económica y chulería motorizada.
Ahora, en nuestras carreteras podemos encontrar de tanto en tanto a adinerados conductores inscritos en carreras de este tipo en potentes Porsche, Ferrari o Jaguar, que se juegan la vida –y lo más importante, la de los demás- compitiendo por atravesar los primeros el país. Mirad si se mueve dinero en estos eventos, que cuando las autoridades detienen a alguno de los conductores por rebasar el límite de velocidad, sea cual sea el importe de la multa lo abonan en efectivo y al momento para así poder proseguir camino. A ver si algún día se matan un par de ellos –eso sí, chocando contra un árbol o una piedra sin afectar a otros automovilistas- y se acaban estas demostraciones de superioridad económica y chulería motorizada.
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