Jesús Franco, amiguitos, es uno de los directores más prolíficos -si no el que más- del cine español. Está considerado todo un artista de culto, aunque en los círculos alejados del mainstream comercial. Que yo sepa, nunca ha conseguido un Goya de la Academia. Pero ni falta que le hace. Este madrileño de 77 años que llegó a ser músico de jazz, amén de ser el autor de numerosas bandas sonoras de películas de los años 50 -bastante infumables, todo hay que decirlo- acabó convirtiéndose en actor y, finalmente, director de sus propios films utilizando pseudónimos como Jess Franco, Jess Frank y otros menos inmediatos que tomaba prestados de las figuras del jazz a las que idolatraba.
De la carrera de Franco puede reseñarse que en 1966 filmó a Orson Welles en Falstaff, siendo nominado para el British Film Award. Pero este tipo -al que sus amigos y seguidores llaman el Tío Jess- acabó siendo mundialmente conocido por sus obras consagradas al sexo y la violencia más kitsch. En la actualidad lleva más de 150 películas rodadas y, si sois adictos al horror y al sexo bizarro y casposo, no podéis pasar la oportunidad de ver alguna de sus perlas.
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