Hoy, sin venir a cuento, me ha venido a la cabeza la imagen de esta mujer. Se llamaba Sonia Martínez y era presentadora de programas infantiles en nuestra televisión de principios de los 80. Lo sé piltrafillas, hay que estar muy jodido por los gintonics –o agobiado por el trabajo- para que las neuronas de uno se marchen a rebuscar por lugares tan raros de la memoria, pero ¿qué le vamos a hacer? Y, ya que estamos –como seguro que muchos de vosotros no sabréis de quien os hablo-, os contaré que Sonia llegó a Madrid para hacer un cásting en TVE, que se hizo con el puesto de presentadora del concurso “3,2,1...Contacto!” con 16 años, de ahí pasó al programa infantil “Dabadabadá”, al cine y a codearse con la jet set del momento. Sonia Martínez disfrutaba de fama, dinero e importantes relaciones sociales. Es en ese momento cuando la suerte de la joven, la presentadora más querida por los niños televidentes del país, icono sexual de adolescentes en efervescencia hormonal, cambia radicalmente. A mediados de 1985 aparecen en la revista Interviú unas fotos de Sonia en la playa haciendo top less, y los directivos de TVE, escandalizados, rescinden su contrato. Ese mismo año fallece su madre, y la presentadora cae en una depresión que desemboca en una adicción a la heroína. En 1990, siendo toxicómana y habiendo sido incluso detenida por tráfico de drogas, es diagnosticada de SIDA y da a luz a una niña que también es portadora de anticuerpos. Aunque gente como José María Cano o Pepe Navarro la ayudan, la muchacha es incapaz de salir del pozo en el que está. Morirá en 1994, a los 30 años, en Madrid.
lunes, 21 de julio de 2008
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