martes, 22 de julio de 2008

Erocktica


Hace pocas entradas os he hablado de Margaret Doll Rod porque su imagen, desnuda y abrazada a una guitarra, me había llamado la atención. Al final del artículo me preguntaba si sus seguidores lo eran por la música o gracias a su encanto sensual. Así que decidí buscar más datos sobre el sexo en el rock. Y no me refiero al sexo encubierto que rodea las letras y puesta en escena mayoritariamente machista de los grupos de Hard Rock o a la explotación -en ocasiones demasiado forzada en detrimento de la oferta musical- de la sensualidad por parte de grupos formados o liderados por chicas (Lita Ford, Vixen, Phantom Blue...). No, yo me refiero a la abierta y manifiesta presencia del SEXO como parte primordial del espectáculo de algunas bandas.
Así es como, buscando, me encontré con Erocktica, una banda que -y yo sin saberlo- ha actuado incluso en España. Se trata del proyecto particular de Pink Snow, una estrella -es un decir- del porno que, si nos fiamos de su biografía oficial, actuó en tiempos como bailarina para Mötley Crüe y acabó haciéndose un nombre en la escena independiente y marginal neoyorquina con una banda llamada Porn Rock. A pincipios del año 2000 tocaron en el mítico CBGB'S -no tiene ningún mérito, allí ya ha tocado todo el mundo- pasando a participar como entretenimiento musical en festivales eróticos. Tras un tiempo teloneando a lo mejorcito de la escena glam en decadencia -Faster Pussycat, Poison...- se decidieron y grabaron el álbum Porn Again. El tour que acompañó el lanzamiento no era otra cosa que un espectáculo erótico-festivo en el que la interactividad con el público masculino obtenía el protagonismo que la música no era capaz de sostener. Pink, Shelly, SOTN, Devlin, Natasha y Profanity ofrecían a un excitado público cortes de estilo macarra con títulos como Naked, Porn Star o Catholic Schoolgirl , mientras escenificaban peleas embadurnadas en crema.
Erocktica disfrazan ideológicamente su puesta en escena con una pretendida búsqueda de la libertad de expresión, declarándose abanderados de la anti-censura. Todo forma parte del perfecto plan que ha catapultado a Pink a programas de televisión y portadas de revistas -compradas por adolescentes ávidos de soft porn enmascarado- a las que de otra manera no hubiese tenido acceso.
Hay que decir que el fenómeno Pink Snow/Erocktica no es algo único. En Las Vegas hay un espectáculo que se mueve por diversos casinos con un nombre parecido. Se trata de la obra Greg Thompson's Erocktica, en la que un grupo de féminas comandado por una tal Gabrielle Versace hacen striptease mientras suenan temas de Aerosmith, Led Zeppelin, Def Leppard o Velvet Revolver.
Y, hace tiempo ya, las ahora inactivas Rockbitch -un grupo cuyas componentes se declaraban abiertamente bisexuales o lesbianas- mezclaban el sonido de guitarras distorsionadas con escenas de sexo oral entre chicas, masturbaciones y lectura de manifiestos feministas -escritos en pequeños papelitos que sacaban de sus vaginas perfectamente enrollados en tampones- ante un público formado casi en su totalidad por hombres.
En fin. A mi entender, piltrafillas, todos estos grupos en los que se mezcla sexo explícito y rock no son más que una excusa para congregar ante el escenario a una masa de machos sudorosos y excitados -que siempre quedarán mejor diciendo que han ido a un concierto que a un espectáculo erótico- con tres pasiones comunes: El rock, el sexo y el alcohol. ¿Y tocan bien estos grupos? Bien amiguitos, cuando una panda de mujeres en pelotas se restriegan unas con otras o frotan sus cuerpos contra los amplificadores Marshall del fondo del escenario, lo que menos importa es la música ¿no creéis? That's Rock'n Roll!

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